Coronavirus Almería

El paraíso contagiado

  • El virus no frena la llegada de pateras a la provincia. En las dos semanas de confinamiento han llegado casi 160 inmigrantes, 50 más que en marzo del pasado año. Los voluntarios de Cruz Roja siguen prestando atención humanitaria y sindicatos policiales reclaman el cierre de fronteras

El paraíso contagiado

El paraíso contagiado / Carlos Barba / EFE

A las ocho de la tarde de este lunes casi 80 personas de origen subsahariano, entre los que había 16 mujeres y cuatro menores de edad, sumaban sus aplausos desde el Puerto de Almería, junto a los voluntarios de los Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias de Cruz Roja, a los del resto de españoles en el tradicional reconocimiento al sacrificio de los profesionales sanitarios en la batalla contra el coronavirus. Una emotiva aclamación de los que se acaban de jugar la vida en el mar que hacían extensible al personal que los había rescatado y hecho posible su desembarco en la provincia a pesar del estado de alarma. Salvamento Marítimo los trasladó en la Guardamar Caliope al puerto después de que su patera fuera localizada por el pesquero Secre. No se producía una llegada de inmigrantes a las instalaciones portuarias, en las que fueron atendidos por los voluntarios de Cruz Roja antes de ser puestos a disposición del Cuerpo Nacional de Policía, desde el comienzo del confinamiento.

La anterior se remonta al 15 de marzo cuando una patera con 79 inmigrantes, de los que una veintena eran mujeres, completaba la peligrosa odisea de cruzar el Estrecho. La vida sigue y el nuevo paisaje de una Europa envuelta en una pesadilla llamada coronavirus no resquebraja el sueño europeo de cientos de africanos. Ajenos a la progresión del virus, de las medidas de prevención y de aislamiento, no tienen miedo a esta plaga. Sus países están sometidos a pandemias más virulentas que la del Covid-19 como el paludismo, la tuberculosis y la malaria, males endémicos que matan a más de 20.000 personas cada año sin apenas alarma social. Con una esperanza de vida media de 49 años y menos de dos dólares al día para vivir, en continua supervivencia de guerras y conflictos étnicos, la población subsahariana se encuentra en un estado de emergencia sanitaria permanente y el coronavirus no los deja en tierra, como tampoco las 5.000 bajas del arriesgado tránsito marítimo hacia los países desarrollados.

Todavía hoy consideran que tienen mucho que ganar y poco que perder, menospreciando la letalidad de un coronavirus que supone un riesgo real para una mayoría de jóvenes que en el periplo desde su país de origen hasta Marruecos y Argelia han podido contraer enfermedades que los hacen vulnerables como la tuberculosis. “Tienen una visión normalizada de las pandemias, no tienen miedo al coronavirus”, comenta Fran Vicente, coordinador provincial de Cruz Roja en Almería. La organización ha activado en dos ocasiones a sus Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias para prestar atención humanitaria a los inmigrantes y cuentan con todas las medidas de protección necesarias dentro de un protocolo ante la aparición de un posible contagiado por Covid-19.

Los voluntarios de Cruz Roja, más de 200 almerienses trabajando por los más vulnerables desde que se activó el Plan de Emergencias el 17 de marzo, no se quedarán en casa cuando llega una patera a pesar de los riesgos que conlleva porque su misión es proteger a las personas que más los necesitan. Las dos pateras que han llegado a la provincia en estas dos semanas de confinamiento suman casi 160 inmigrantes, más de los que llegaron en todo el mes de marzo del pasado año (110), si bien en esa estadística no figuran las 46 personas que desaparecieron de una embarcación que nunca llegó a tierra firme. La crisis del coronavirus no ha ralentizado el desembarco de migrantes por mar, ni tampoco el aumento de patrullas marroquíes en las calles para asegurarse de que la población respeta el confinamiento.

Desde los sindicatos policiales se ha pedido al Gobierno que se tomen acciones para impedir la llegada de pateras a la provincia. El colectivo Jupol ha criticado que a pesar del confinamiento se permita la llegada de “inmigrantes que se dejan en libertad sin ningún control ni lugar para residir, por lo que acaban deambulando por la vía pública”. La Unión Federal de Policía (UFP) también ha solicitado a la Subdelegación del Gobierno en Almería que se impulsen las medidas que se consideren oportunas y necesarias en relación al riesgo que supone la recepción de migrantes en el puerto para “prevenir engordar el problema de salud pública que padece nuestro país”.

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