La pareja de la madre de Lucca confesó al juez que presionó su abdomen para "soltar gases"

Juan David R.C. negó el maltrato, atribuyó las lesiones a caídas de la cama y aseguró que el niño estaba vivo cuando llegó la madre: "Le dolía la barriga y fuimos a la farmacia"

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Manuel Martínez Amate, el abogado de Juan David, el detenido por la muerte de Lucca.
Manuel Martínez Amate, el abogado de Juan David, el detenido por la muerte de Lucca. / D.A.

La declaración judicial de Juan David R.C., en prisión provisional por la muerte del pequeño Lucca en Garrucha, dibuja un relato de los hechos donde la negligencia, el miedo legal y las prácticas extrañas se entrelazan para intentar eludir la acusación de asesinato. Según ha podido saber Diario de Almería, el detenido explicó durante su interrogatorio que el día del fallecimiento realizó una maniobra física sobre el niño: "Le presioné la barriga para que soltara gases", afirmó, detallando que el menor llevaba una semana con el abdomen hinchado.

Esta confesión encaja con la nueva línea de su defensa, que apunta a una "compresión mecánica" propia de un ritual de sanación como causa del estallido hepático, y no a una paliza. Juan David insistió en su inocencia respecto a la violencia intencional: "Nunca le haría eso al niño, nunca violarlo. Me había ganado que me dijera papá", declaró ante el juez.

Justificaciones y miedo a la Guardia Civil

Para explicar el cúmulo de lesiones que presentaba el cuerpo —moretones, un golpe en la cabeza, nariz rota y un brazo fracturado—, el investigado recurrió a la tesis de la accidentalidad. Aseguró que Lucca era un niño que "se caía de la cama" y "brincaba", y que él desconocía la fractura del brazo, alegando que la profesora simplemente les dijo que no lo llevaran al colegio tras un golpe en el codo. Admitió, eso sí, haberle dado algún "coscorrón para corregirlo", aunque matizó que "para él eso no es pegar".

El punto más crítico de su testimonio fue el reconocimiento de la omisión de socorro. Juan David confesó que no llevaron al niño al médico a pesar de los moretones y el dolor abdominal por miedo a ser arrestados. Tenía vigente una orden de alejamiento de la madre desde octubre, pero convivían juntos. "Omití haber visto a Bárbara al llamar al 112 por la orden de alejamiento", reconoció, asumiendo que priorizaron su situación legal sobre la salud del menor.

Cronología y "agua bendita"

Su versión de las últimas horas de vida de Lucca sitúa a la madre en la escena antes del desenlace fatal, pero con el niño aún consciente. Relató que llamó a Bárbara sobre las 12:30. "Cuando llegó ella, el niño estaba despierto y le dolía la barriga", aseguró, añadiendo que incluso fueron a la farmacia a por medicación. Fue después, ya con la madre presente, cuando el pequeño "dejó de responder". "Decidimos ir a la playa porque le ayudaba", justificó sobre el traslado del cuerpo.

Además, el detenido aportó un dato que refuerza las sospechas sobre el móvil esotérico: "Bárbara me dijo que llevara agua bendita a la casa porque se la quería echar a la habitación". También desveló tensiones familiares, afirmando que su relación con el abuelo de Lucca era mala porque este "quería un yerno ecuatoriano y no a él", y reconoció que inicialmente se negó a las pruebas de ADN "por miedo", aunque finalmente accedió.

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