Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
El parque Boticario, en los Llanos de La Cañada, recrea, junto a la riqueza y biodiversidad de la provincia de Almería, la dejadez en el mantenimiento de las zonas verdes con multitud de elementos en mal estado, empezando por los propios jardines. Ejemplares secos, maleza y ausencia de poda se suman a un largo listado de deficiencias con la que espantar a los visitantes.
Los aseos se encuentran cerrados al público. Para ello, se ha colado un alambre sujeto a los pomos al objeto de evitar la entrada, pudiéndose acceder a otros baños que, no obstante, están destrozados y, por tanto, de igual modo inutilizados.
La falta de limpieza también es generalizada en las cerca de 14 hectáreas con las que cuenta el que fuera el nuevo gran pulmón verde de la capital en el año 2005, cuando fue inaugurado por la Junta de Andalucía, administración que todavía se ocupa de su mantenimiento al no haberse nunca cerrado un acuerdo de cesión con el Ayuntamiento de la capital durante este tiempo.
Los senderos están salpicados de vertidos, mientras que la señalización del parque, como leyendas sobre las diferentes especies o los mapas de situación, se encuentran resquebrajados e ilegibles en unos casos. En otros, solo está pedestal, ya oxidado.
No discurre el agua por las acequias y hay fuentes bebedero en idéntica situación, mientras se acumula agua encharcada en otros puntos del parque, donde la iluminación también presenta desperfectos con farolas rotas y focos caídos.
Las pérgolas necesitan, cuanto menos, de una mano de pintura. Las hay graffiteadas y otras esconden orines. Se salvan los conjuntos de juegos infantiles.
Las imágenes sobre el estado actual del parque Boticario, al que se accede por la carretera local que une las barriadas de Venta Gaspar y El Boticario con la autovía, circulan en redes sociales.
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