Casi 70 días desangrándose de la vejiga sin cita con el urólogo: "Si no me voy a la privada estaría muerto"

Salud

Rafael Germán Serrano padece cistitis rádica, un síndrome miccional irritativo con dolor y sangre en la orina, y ha tenido que sufragar un tratamiento de oxigenación de 1.600 euros, además de permanecer diez días ingresado en el Hospital Mediterráneo, ante la falta de respuesta del SAS

Rafael Germán Serrano muestra los documentos.
Rafael Germán Serrano muestra los documentos.

Casi 70 días sufriendo una intensa cistitis rádica, una complicación derivada de una terapia con radioterapia contra el cáncer de próstata que afectó a las células de la vejiga, y no ha conseguido que lo pueda ver un especialista del sistema sanitario público en Almería. El preocupante testimonio de Rafael Germán Serrano, un vecino de 66 años del barrio de Oliveros de la capital, pone de manifiesto un grave problema ocasionado por la falta de urólogos en el Distrito Sanitario Almería. Desde principios de febrero está intentando conseguir un diagnóstico y tratamiento al grave problema que sufre, caracterizado por el síndrome miccional irritativo con dolor, disminución del flujo y la aparición de hematuria (sangre en la orina), pero la cita inicial que le dieron para el 22 de marzo en las consultas del Centro Periférico de Especialidades de la Bola Azul se canceló días antes cuando recibió una desoladora llamada que le indicaba que quedaba “suspendida sin fecha”.

Hasta en ocho ocasiones se había tenido que desplazar en ese tiempo a las urgencias del hospital universitario de Torrecárdenas porque, según ha relatado a Diario de Almería, los coágulos de sangre taponan la salida de la orina. De forma provisional, el personal de guardia le ha intervenido para despejar el conducto, pero no es un tratamiento definitivo y días más tarde vuelve a sufrir el mismo problema.

De ahí que haya presentado ya dos reclamaciones ante el Servicio Andaluz de Salud en las que los acusa directamente de los posibles daños a su salud por la falta de atención y abandono negligente del paciente. Después de la primera queja por el retraso de su cita con el especialista, recibió una llamada en la que le dijeron que tratarían de agilizar su petición. No le dieron fecha y hace unos días su médico de cabecera en la Atención Primaria volvía a solicitar esa consulta con carácter preferente ante la gravedad de su estado. La respuesta fue contundente: “No hay agenda con el urólogo”.

Rafael Germán Serrano ha tenido que recurrir a la sanidad privada en la que, aún teniendo póliza, ha afrontado el pago de alguna consulta con el especialista no incluida, además del costoso tratamiento de la oxigenación hiperbárica. Esta hiperoxigenación en varias sesiones dentro de una cámara favorece la angiogénesis (creación de vasos sanguíneos), la proliferación de fibroblastos, el aumento del metabolismo aeróbico y produce una vasoconstricción secundaria que lleva a reducción del edema crónico. En total han sido alredor de 1.700 euros de su bolsillo. Pero reconoce que no tenía otra opción por el empeoramiento de su anemia. “Me tuvieron que poenr dos bolsas de sangre por toda la que había perdido, si no me llego a ir a la privada estaría muerto”, reconoce el paciente que permaneció diez días ingresado en el Hospital HLA Mediterráneo.

Secuelas del cáncer de próstata

“Nunca había tenido ninguna queja del SAS, pero esto es muy grave, me he sentido totalmente abandonado y han puesto en peligro mi vida”, argumenta. Rafael Germán Serrano sufrió cáncer de próstata hace algunos años y la cistitis rádica es una secuela, uno de los efectos colaterales sobre los tejidos sanos, que sufren entre un 2 y 8% de los pacientes que han recibido radioterapia en la zona pélvica. Hasta la fecha todas sus revisiones programadas de urología estaban en orden, pero en febrero apareció esta dolorosa patología asociada a la deficiencia de oxígeno o la obstrucción de vasos sanguíneos. De manera que una vez que empieza a ver superado el cáncer de próstata, con la intervención médica de profesionales sanitarios que han estado a la altura de lo esperado, ahora se está enfrentando a un nuevo desafío en el que el sistema sanitario público le ha fallado. Casi 70 días esperando un cita con carácter urgente no es razonable.

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