La zona azul ya se paga

El tiempo corre y el próximo mes de abril la nueva ordenanza de la zona azul puede desprenderse de esta etiqueta, porque serán ya dos años de funcionamiento durante los cuales los almerienses han aprendido a convivir con las reglas de la regulación del aparcamiento. Básicamente pagar el tique y retirar el coche una vez cumplido los minutos abonados o las tres horas de máximo establecido. Casi la totalidad de los usuarios cumple, algo que, desde luego, no ocurría con anterioridad haciendo inservible este servicio, que nació con la filosofía de distribuir las plazas de aparcamiento entendidas como un bien escaso en una capital cuyo centro sufría la saturación de vehículos.

Las tornas han cambiado en estos dos años, desde que en abril de 2012 entrara en vigor la actual ordenanza. Los datos facilitados por el Ayuntamiento de Almería lo constata, sobre todo si son comparados con el estudio que, en el año 2006, realizó la empresa especializada Doymo y sobre el que el equipo de gobierno sustentó los polémicos cambios que optó por aplicar y con los que muchos, como los grupos de la oposición o asociaciones de consumidores, no comulgaban. Solo el 6% de los usuarios que cumplía estrictamente la normativa, sacando el oportuno tique, estacioba únicamente por el tiempo pagado. Es más, ocho de cada diez ni se molestaba en pasar por el parquímetro.

La situación ha dado un giro de 180 grados. No hay un estudio como el antes citado que permita realizar una rigurosa comparación, pero los partes que la actual empresa concesionaria, Dornier, está obligada a entregar a la Concejalía de Movilidad y Tráfico incluyen, mes a mes, el número de denuncias, los procesos anulados y las operaciones efectuadas y registradas a través de los parquímetros. Si bien estas no son equivalente al número exacto de usuarios, pueden arrojar una cifra clarificadora -o al menos orientativa- de si está o no funcionando la controvertida zona azul.

Entre enero y diciembre de 2013, fueron efectuadas 2.076.139 operaciones y tramitadas (sin contabilizar las anuladas), un total de 54.708 denuncias. El resultado es un bajísimo índice de incumplimiento del 2,6%, lo que podría traducirse en que 97 de cada 100 usuarios paga y retira el coche cuando debe.

¿Qué es lo que ha hecho cambiar a los almerienses? Hay varias cuestiones que dan respuesta a esta pregunta, pero giran todas alrededor de las temidas multas. Más en tiempos donde se mira hasta el céntimo de euro.

El Consistorio, después de muchísimos años, solventó los problemas de tramitación de las sanciones, que quedaban, en su mayoría, atascadas en un cajón hasta que prescribían. Un dato: desde 1998 no se cobraban las 1.200 multas que se imponían de media al día. Otro dato: el alcade se vio obligado a firmar en 2005 una resolución con el 'indulto' de 17.000 sanciones.

Solventado este escollo, al infractor le quedaba el resquicio de la vía judicial, que la nueva concesión selló. A su entrada en servicio en septiembre de 2011, reforzón con la compra de PDAs a los controladores que, en caso de juicio, pueden aportar fotografías como pruebas.

Salvo pelillos a la mar con los fallos en las notificaciones que el Ayuntamiento tiene pendiente de solucionar, poco escape le queda a aquel que infrinja la ordenanza, convirtiéndolo en un osado. Sigue habiéndolos.

No ha sido nunca del gusto municipal facilitar las denuncias impuestas a través de este servicio salvo, curiosamente, cuando el Gobierno local ha cambiado de color político, quizás -o sin duda-, como arma arrojadiza hacia el equipo saliente (muestra de ello son los datos anteriores aportados). En esta ocasión, la responsable de la Concejalía de Movilidad y Tráfico, María Muñiz, no ha tenido reparo alguno en facilitar el número de sanciones impuestas. Durante 2013, la media diaria registrada es de 176 multas y 26 anulaciones diarias, una cifra muy alejada al más del millar que de media se aseguraba que eran impuestas.