La instrucción de las macrocausas
  • La atención que requieren los macroprocesos de corrupción ralentiza el enjuiciamiento de otros casos tan relevantes como los de la violencia machista o los abusos sexuales, entre otros delitos que llegan a las Audiencias provinciales

Los daños colaterales de las macrocausas

Los daños colaterales de las macrocausas Los daños colaterales de las macrocausas

Los daños colaterales de las macrocausas / efe

Escrito por

· Jorge Muñoz

Redactor jefe / Tribunales

Hace unas semanas dediqué esta sección a las víctimas de las macrocausas, las personas que han fallecido mientras se instruían estos megaprocesos o estaban a la espera de una sentencia firme. Tras ese artículo, una veterana magistrada de la Audiencia de Sevilla se acercó para exponerme una crítica en relación con el análisis que había hecho sobre de las víctimas de estos procesos. Me dijo que el artículo estaba incompleto. Que me había olvidado de mencionar a las "otras víctimas" de las macrocausas. Le pregunté si se estaba refiriendo a los propios jueces o a los funcionarios, como auténticos sufridores de los macroprocesos y el colapso que están generando, pero su respuesta fue negativa. 

Las "otras víctimas", me explicó, son el resto de los ciudadanos que están pendientes de otros juicios que no son tan mediáticos como los casos de corrupción política. Casos tan relevantes como las mujeres que han padecido la violencia machista y están pendientes de que su agresor sea enjuiciado, casos de abusos sexuales, de otras agresiones y lesiones, o cualquier otro delito que no acapara la atención de la prensa pero que a diario llegan a las audiencias provinciales andaluzas.

La magistrada tenía razón. Son daños colaterales. ¿Cuántos casos no mediáticos habrán sufrido retrasos en su enjuiciamiento y en el dictado de la sentencia por las macrocausas? Si los jueces están semanas o meses pendientes de los macroprocesos, es evidente que ese tiempo no se puede dedicar al resto de procedimientos -y son centenares- que llegan a las Audiencias para su enjuiciamiento o para su revisión, en el caso de los recursos contra autos y sentencias de otros órganos judiciales.

Le pregunté a la magistrada cómo resolvían el dilema para atender ambos tipos de procedimientos y, aunque no hay ninguna varita mágica, lo que se está intentando desde las distintas secciones de lo Penal de la Audiencia de Sevilla -las secciones Primera, Tercera, Cuarta y Séptima-, que son las más saturadas por la carga de trabajo, es ir intercalando esos casos que afectan a estas "otras víctimas" de esos delitos como los malos tratos en la complicada agenda de señalamientos. Algunas secciones han optado por fijar uno o dos juicios de macrocausas por semestre, lo que hace que el ritmo de avance de estos macroprocesos no acaba de aligerarse. 

En cualquier caso, la situación de la Audiencia hispalense sigue generando situaciones de agobio, cansancio y estrés entre los magistrados que componen las secciones penales, a pesar de los esfuerzos que desde la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) se han realizado para aumentar de 21 a 24 las plazas de magistrado destinadas en estas secciones, de tal forma que cada sección cuenta con seis magistrados y eso permite, en teoría, "desdoblarse" como si fueran dos tribunales para poder enjuiciar los casos.

Digo en teoría porque, en la práctica, hay otros elementos que entran en juego y que influyen, como por ejemplo que las plantillas de funcionarios son las mismas para atender a las Salas que ahora tienen seis magistrados. No se ha incrementado el número de funcionarios coincidiendo con las nuevas plazas de jueces.

Es cierto que si se siguen habitualmente los juicios de las macrocausas puede observarse cómo algunas de las secciones penales establecen unos calendarios muy amplios cuando tienen alguno de estos macrojuicios, limitando la comparecencia de testigos y la práctica de las pruebas, lo que hace que por ejemplo algunas de las sesiones duren menos de una hora

En cualquier caso, la saturación ha hecho que la Audiencia de Sevilla ya no sea uno de los destinos preferidos de muchos magistrados en lo que venía siendo su trayectoria natural dentro de la carrera judicial, sino todo lo contrario. Desde hace muchos meses se asiste a una diáspora de magistrados, con jubilaciones anticipadas, peticiones de traslado a órganos unipersonales, además de que otros tantos se dan de baja por motivos de salud, debido al estrés por la situación de colapso.

Y lo peor es que esta coyuntura se mantendrá durante varios años, hasta que se descongestionen las Salas. La esperanza que tienen algunos es que cuando lleguen las primeras sentencias del Tribunal Supremo relacionadas con las macrocausas, se agilicen los enjuiciamientos y haya acuerdos que eviten la celebración de esos más de 100 juicios derivados de los macroprocesos que están pendientes de celebrar.

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