VOLEIBOL | COPA DEL REY

Adultos contra niños (3-0)

  • El Unicaja cae en cuartos de final 19 años después sin ganar ni una sola manga

  • Un parcial de 12-2 a favor del anfitrión provoca que los almerienses hagan una de sus peores set en años

Bakonji coloca un balón para Jorge Fernández

Bakonji coloca un balón para Jorge Fernández / María Morales (Soria)

Pau Delós ni había nacido, para quedar había que llamar al teléfono fijo de turno y lo de escribir 'los niños y las niñas' ni se pasaba por la cabeza. Era febrero de 2004 y el Unicaja fue eliminado de la Copa del Rey en cuartos de final en Palma de Mallorca por el Arona Playa Las Américas después de unas semanas convulsas para ambos, con Axel Mondi recién llegado al banquillo almeriense tras la destitución de Fernando Muñoz, mientras que Jaime Fernández cogió a los tinerfeños después de dimitir Marcelo Benatti. Fue la última vez en el que el Unicaja no pasó a semifinales del torneo copero esa en la que ha sido el gran dominador, con once títulos y 21 finales en los últimos 32 años.

Desde esa ausencia de 2004 (en 2003 fue eliminado por el Elche, el anfitrión) siempre ha estado en semifinales de la Copa del Rey. Hasta hoy, cuando el Río Duero se ha deshecho del cuadro almeriense con la misma facilidad con la que un niño devora una piruleta. Y eso que el conjunto entrenado por Manolo Berenguel no comenzó mal, remontando el punto inicial de Moreno para ponerse por delante en el marcador, con un imperial Ferreira que tiró del Unicaja y que hizo soñar con esconder debajo del felpudo la gris temporada ahorradora por unos días. A pesar de errores en el saque de Víctor Rodríguez y de Moisés Cézar, el Unicaja logró ir por delante en el electrónico con una ventaja hasta de tres tantos (7-10).

El Río Duero fue entonándose poco a poco con el liderazgo de Juan Pablo Moreno (protagonizó 21 puntos, una decena, en el primer set) y fue comiéndole terreno a los almerienses. Todo ello con Los Pajaritos hasta la bandera, protegiendo de la nieve a los valientes aficionados que se desplazaron hasta el histórico pabellón. A pesar de la marcha más soriana, el Unicaja supo mantener el tipo, con más aciertos que fallos. Los anfitriones tenían a Moreno y Vargas, pero Fereira y Moisés Cézar no eran unos cualquieras. Cuando más apretada el Río Duero, Víctor Rodríguez empató a 19; Chema Giménez, a 20; y Bakonji, a 21. Los errores en el saque de Víctor Rodríguez y de Raúl García no restaron energía a los verdes. Hasta que apareció Moreno. Dos puntos seguidos del colombiano dejaron el set encarrillado para su equipo. Jorge Fernández recortó distancias, Vargas hizo el 24-22, respondiendo Ferreira para llevar la manga al límite (24-23), pero el propio Jorge Fernández erró en el saque.

Manolo Berenguel da indicaciones a los suyos Manolo Berenguel da indicaciones a los suyos

Manolo Berenguel da indicaciones a los suyos / María Morales (Soria)

El final espoleó al Río Duero, que comenzó el segundo set como si jugasen un partido de exhición un equipo profesional contra unos escolares. Los cambios de rotación le hicieron daño al Unicaja, intentando reaccionar Manolo Berenguel con dos cambios y un tiempo muerto. El 12-2 hacía presagiar lo peor. Otro tiempo muerto para resetear tampoco sirvió, ya que a un punto en el bloqueo por parte de Moisés Cézar le siguieron dos tantos de Vargas. El Río Duero seguí a lo suyo y consiguió colocarse 18-5, levantando el pie del acelerador y oxigenándose. Los almerienses recortaron distancia por mediación de Ferreira y Bakonjki (18-7), pero un error en el saque del segundo y otro en jugada por el segundo, acercaron a los sorianos a semifinales. El Unicaja era un matojo de nervios. Y así consiguieron los anfitriones cerrar la segunda manga, con dos últimos puntos tras fallar sus respectivos saques Jorge Fernández y Ferreira.

El conjunto de Manolo Berenguel intentó despertar en el tercer set, donde volvió a sufrir en recepciones tras saques locales. Y eso que comenzó mandando en el marcador, con un error de saque de Vargas, posiblemente el mejor del partido. Un parcial de 2-5 hizo soñar a los verdes con la remontada, pero poco a poco fue entonándose, de nuevo de la mano de Moreno, ayudado por un buen Domenech. Los locales voltearon el marcador (7-6), llevando la iniciativa. Pero el Unicaja supo ser fuerte psicológicamente tras lo sufrido en la manga anterior y hasta llegó a colocarse 16-17 tras un bloqueo de Ferreira. En el tramo final Moreno volvió a empujar al Río Duero, pero el Unicaja sacó su espíritu ganador y se puso 23-23 tras un bloqueo del capitán. Toribio pidió tiempo muerto y entre Villalba y Moreno —¡quién si no!— se encargaron de cerrar el partido y de escribir una de las páginas más negras en la historia de un Unicaja que se ausentará en las semifinales 19 años después.

Los locales celebran un punto Los locales celebran un punto

Los locales celebran un punto / María Morales (Soria)

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