El Almería y las dos caras de una misma moneda

A estas alturas de temporada, con dieciséis jornadas ya sin conocer la victoria, la UD Almería resiste pocos análisis y más que un periodista deportivo tal vez debiera firmarlos un psiquiatra. Pero este equipo siempre le tiene reservado al aficionado rojiblanco, en su creencia de haberlo visto todo, una nueva sorpresa a la vuelta de la esquina. Si ante el Betis fue la incapacidad de ganar pese a jugar en superioridad una hora de partido, en el Cívitas Metropolitano tocó la versión de dar pena durante la primera media hora y luego acabar embotellando al Atlético en su área.

Cual doctor Jekyll y mister Hyde, los de Gaizka Garitano ofrecen las dos caras de una misma moneda en el transcurso de un partido. El primer tramo del choque ante el Atlético fue sonrojante, reproduciendo errores defensivos infantiles que hacían presagiar una goleada mayúscula. Al equipo le costaba además juntar tres pases seguidos e hilvanar juego fluido en el aspecto ofensivo. De esta guisa a los del Cholo Simeone (irónicamente el argentino acabaría pidiendo la hora) les bastó con apretar el acelerador de salida para verse con 2-0 en el marcador y ponerse a sestear.

Obviamente la cita europea ante la Lazio de este miércoles revoloteaba en el ambiente y de forma inconsciente los colchoneros levantaron el pie del acelerador. Pero eso también se vio acompañado por una clara reacción visitante, que ya acabó el primer tiempo forzando cinco saques de esquina consecutivos, que serían la friolera de quince al término del encuentro, lamentablemente sin que ninguno de ellos derivase en gol a balón parado. Tras el paso por vestuarios y la correspondiente 'garitana' la mejoría fue más visible si cabe.

Ese cambio de escenario se apoyó en tres pilares: la elaboración de Robertone en la media, dando el argentino una 'máster class' de las mejores que se le recuerdan, minimizando a su compatriota De Paul. La presión bien sincronizada entre Baptistao, Embarba, Pozo y Arribas en la salida de balón del Atleti y la buena labor de Lopy en el aspecto recuperador y de distribución. Si a eso su suma la seguridad que Maximiano viene aportando desde hace varias jornadas bajo palos y que Montes espabiló tras un inicio tétrico, el resultado fueron 19 remates, cifra que convierte a la UDA en el segundo equipo que más ha atacado en el Metropolitano, solo superado por el Real Madrid.

Muchos siguen preguntándose qué sería capaz de hacer este equipo si lograse rendir sin altibajos tan pronunciados durante los 90 minutos de partido o si no tuviera a todos sus delanteros en dique seco. Por desgracia quizá la respuesta llegue demasiado tarde. El partido del domingo ante el Real Mallorca se antoja el último tren para intentar engancharse al vagón de la permanencia y mantener al menos la respiración asistida en caso de victoria, la misma que no se alcanza desde que precisamente se golease por 3-0 (hat trick de Lázaro Vinicius) al conjunto balear el 20 de mayo con Rubi en el banquillo.

El once que presentó el técnico catalán aquel día fue el formado por Fernando, Pozo, Centelles, Ely, Babic, Samu Costa, Robertone, Melero, Lázaro, Embarba y Luis Suárez. Solo Ely, Babic y Costa (el último hoy en las filas mallorquinistas) ya no están en la foto de aquel día, pero sus ausencias se han notado más de lo inicialmente previsto. Ganar por fin este domingo serviría para mantener un hilo de esperanza; perder o empatar supondría ir asumiendo un más que evidente descenso virtual con toda la segunda vuelta por delante.