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Anécdotas y curiosidades del partido más esperado

La AD llegó a vender como localidades para los hinchas las escaleras del Franco Navarro

J.l. Bretones

22 de noviembre 2013 - 05:02

El 30 de septiembre de 1979 el Real Madrid visitó por vez primera en partido oficial Almería. La ciudad entera era una fiesta desde la noche anterior, en que la expedición madridista, bajo la presidencia de Luis de Carlos y con Vujadín Voskov de entrenador, aterrizó en el Aeropuerto. Conocidos son de sobra alineaciones, resultado (1-1), goleadores (Santillana y Arias) y demás datos estadísticos. Pero además de todo ello, hubo varias anécdotas y curiosidades que rodearon aquella fecha mágica. Recordemos algunas.

El aforo oficial del entonces Franco Navarro eran 16.000 personas; sin embargo, la prensa de la época calculaba 23.000 los espectadores que asistieron y dejaron en taquilla 12.200.000 pesetas. Pudo deberse a que se vendieron como localidades ¡las escaleras! Otra curiosidad sobre las entradas: por vez primera en el fútbol español su precio superó las dos mil pesetas, concretamente 2.025. Se vendían en el bar Toresano y las colas para adquirirlas salían de calle Regocijos, daban la vuelta a la Puerta Purchena y subían por Rambla Alfareros.

Las puertas del campo se abrieron dos horas antes y ya había una gran muchedumbre de gente esperando. En un cuarto de hora se llenaron totalmente las gradas, con los fondos y preferencia sin poder sentarse por exceso de espectadores. En aquel partido se consolidó la peña Los Churros, quien con toda su parafernalia musical amenizaron el partido a Boskov tras el banquillo.

Más cosas. El Real Madrid alineó a cinco Garcías: Gª Remón, Pérez Gª, Gª Navajas, Gª Cortés y Gª Hernández. Otra anécdota: el extremo izquierdo de los blancos iba a ser Cunnigham, aquel veloz negrito de efímero paso por el Madrid. Pero parece ser que en el vestuario le picó una avispa en el ojo, se le inflamó y no pudo jugar; en su lugar salió Roberto Martínez, aquel desgarbado delantero conocido como Pipi Calzaslargas. También era curioso el nombre del árbitro: Condón Uriz. ¿Lo recuerdan los de aquella generación? Y había otro de apellido también… sugerente: Acebal Pezón.

La expedición madridista se alojó en Almerimar y quedaron tan encantados del lugar que varios de ellos compraron un chalet en una zona a la que se bautizó como Villa Merengue. Incluso Pirri se quedó con uno; y eso que no vino porque se corrió el bulo que había dicho: "¡Ir a Almería! ¿Y dónde está eso?". Luego se demostró que no era cierto, pero la gente estaba... molesta con él y no viajó.

La segunda temporada se jugó a las 5 de la tarde del 5 de septiembre con casi 40ºC. Pero esta es otra historia que contaremos otro día.

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