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Un nacimiento de Luis Álvarez Duarte en el Museo Doña Pakyta
Copa Libertadores
Boca Juniors soñaba con lograr la triple corona pero se derrumbó en la recta final: cedió el torneo local, cayó en la final de la Copa Libertadores y, cuando parecía que no había más para perder, se quedó sin Juan Román Riquelme, su capitán y emblema.
"Me siento vacío, no tengo nada más para darle al club. Si mis hijos me quieren ver jugar más, veré qué hago, pero en Boca no jugaré más", dijo la estrella xeneize, de 34 años, confirmando lo que ya le había dicho horas antes de la final a dirigentes, cuerpo técnico y compañeros.
Una imagen del final del partido ante Corinthians tal vez sirva para resumir e intentar entender el momento de Boca. Los brasileños celebraban la conquista de su primera Libertadores y los xeneizes miraban el césped del estadio Pacaembú de San Pablo. Riquelme ya había saludado a todos sus compañeros, integrantes del cuerpo técnico y dirigentes. También al presidente, Daniel Angelici, y al entrenador, Julio César Falcioni, con los que la relación está rota desde hace tiempo.
Falcioni fumaba y miraba todo desde la distancia, solo y apoyado en uno de los postes de la portería en la que Emerson había anotado un rato antes los dos goles para el triunfo de Corinthians.
Jugadores por un lado, dirigentes por otro y Riquelme anunciando su adiós. ¿Por qué el ídolo se sintió vacío? ¿Por qué dijo que no podía seguir jugando a la mitad? Quedaron decenas de preguntas y aún más especulaciones.
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