Carne de Segunda B (2-1)
Horrorosa segunda mitad pese a disputar un buen primer periodo La categoría de bronce, abismo real.
Esto podrá arreglarlo alguien. Difícilmente los jugadores sobre el campo. No dan más de sí. Ni ellos ni el inquilino del banquillo, que ya ha dejado claro en las últimas jornadas que no hay más cera de la que arde. Esta no es una crónica más; a falta de cuatro jornadas para el término de la competición o el presidente asume la gravedad de la situación y la incapacidad deportiva de revertirla, o el año que viene, después de 14 en el fútbol profesional, la UDA dará con sus huesos en Segunda B.
El desastre que arrancó en agosto con un vestuario endiosado que no terminaba de creer en los métodos cargados de soberbia de Sergi, hizo caso omiso a las técnicas espartanas de Carrillo y Rivera y ahora da una de cal y otra de arena con Gorosito, está al borde del abismo, arrastrando tras de sí a una afición ilusionada que quiere al Almería como suyo, más allá de Barça y Madrid, los dueños de los corazones rojiblancos hasta que irrumpió el moderno conjunto indálico.
Era una jornada clave por cuanto el Mallorca había ganado el día anterior y pocos minutos antes había hecho lo propio la Ponferradina, incluso la Llagostera se subía al tren a la misma hora que los almerienses se jugaban el pan en El Alcoraz. Por eso la decepción y el mazazo es aún mayor si cabe, porque ya parece insalvable el muro.
¿Y quién es el culpable de esta pantomima? En los clubes piramidales como el Almería no cabe duda que el presidente, más por dejación que por dolo propio. Alfonso García dejó en manos de sus subalternos la confección del actual plantel, sin preocuparse por la más mínima vigilancia, y eso le está costando caro, muy caro.
Alberto Benito hizo lo que quiso trayendo a su gente, dejó el pufo y se marchó a Chipre a falta de mes y medio para el término de la competición. Los sucesivos entrenadores no han dado la talla, pero por encima de todas las consideraciones el vestuario ha sido un completo desastre. Futbolistas de medio pelo que se creyeron estrellas del firmamento y se aprovechan del espíritu afable del seguidor unionista.
Jugadores, línea por línea, que no daban la talla, salvo honrosas y contadas excepciones que no suman más de los dedos de una mano. Un centro del campo, y tal vez ahí radique el quid de la cuestión, que nunca estuvo armado para generar juego, demarcación en la que luego nacerían todos los males que hoy en día siguen arrastrándose.
En la tarde de ayer el Pipo Gorosito jugó por primera vez al despiste, consciente ya de que su equipo es una gran mentira. Acostumbrado a anunciar un once inamovible, el sábado anticipaba uno contrario al que había ensayado durante la semana. Una loable forma de esconder sus armas para ocultar las grandes limitaciones que a punto estuvo de dar resultado.
El Almería salió en El Alcoraz a morder al rival, como solo se le había visto a domicilio en El Toralín. La diferencia radicaba en la necesidad de la situación, al tener a Ximo sancionado y no confiar en los sustitutos de turno (véase Cuéllar) para salir de nuevo con zaga de cinco, el sistema con el que se siente más cómodo.
La apuesta pareció salir bien y a los veinte minutos el Almería se adelantaba en el marcador gracias a un buen pase de la muerte de Kalu Uche que Quique remachaba en el segundo palo. La confianza de inicio en el nigeriano daba momentáneo resultado y Pozo pudo ampliar diferencias a la media hora con un disparo que requirió la intervención de Leo Franco en dos tiempos.
Al borde del descanso incluso Quique pudo forzar un penalti al recibir en el área libre de marca y no saber resolver solo ante el meta contrario. Pero el escenario varió de forma radical en la segunda parte. Uche pedía oxígeno asistido mientras Pozo, rodeado, ni siquiera podía darse la vuelta.
Gorosito, conocedor de que el banquillo no ofrecía nada mejor pese a que su equipo llevaba un buen rato pidiendo tiempo muerto, mantuvo a los mismos sobre el césped hasta que el Huesca escenificó lo que se veía venir. Tyronne, recién ingresado en el campo, hizo la igualada a pase de Machís tras desbordar a un blando Michel, y González cristalizó la remontada tras un despeje defectuoso de José Ángel. Alfonso, haz algo o esto se va al traste.
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