La I Carrera de los Bomberos 'Ciudad de Almería', deseada, espectacular y de nivel

Un fuerte “No a la guerra”, secundado por palmas de todos los corredores que abarrotaban el tramo final de la Rambla de Almería, era la antesala del pistoletazo de salida de la I Carrera de Bomberos ‘Ciudad de Almería’, Carrera del Fuego. Era el pistoletazo de salida que marcaba el inicio de las carreras populares en la capital almeriense en este año 2022. 5 ó 10 kilómetros, daba igual la distancia, lo importante era volver a calzarse los tenis, pincharse el dorsal en la camiseta y sudar con el esfuerzo.

Almería tenías ganas de volver a correr por el centro de su ciudad, se notaba en el calentamiento. El escenario era el idóneo para dar la salida, con el Puerto de fondo, el Paseo de Almería preparado para subirse y a la sombra de la noria que giraba y giraba mientras los corredores calentaban sus músculos. En la línea de salida había de todo: desde los que estaban preparados para esprintar nada más salir, hasta los que iban disfrazados y con ganas de retomar la sana costumbre de ser corredores populares. Por supuesto, bien orgullosos había un grupo de bomberos que decidieron tomar la salida con su mono de trabajo, con el mérito que ello supone por el peso que soportan en sus cuerpos.

A correr. Una marea de deportistas Paseo arriba. El recorrido, precioso; el público, entregado; la animación diseñada por el Cuerpo de Bomberos, espectacular. Como todo en la vida, el pero había que ponérselo en la falta de iluminación en las calles aledañas a la Alcazaba. Era posiblemente la zona más bonita de todo el trayecto, con una primera fila de antorchas que ponían la carne de gallina antes de afrontar el repecho de la calle Almanzor hacia la puerta de la fortaleza musulmana. A partir de ahí, callejeo por la Almedina, que en la segunda vuelta se dificultó por la falta de visibilidad, para ganar el Parque Nicolás Salmerón.

Un kilómetro faltaba para regresar a Reina Regente. El ambiente se escuchaba al fondo, las luces y la música hacían entretenido el último sprint previo a la meta. Una segunda fila de antorchas, como si de gladiadores romanos se tratara cuando saltaban a la arena, hacía recordar que eran los bomberos de la ciudad los que querían contribuir a que la sociedad almeriense volviera a tener una actividad lúdico-deportiva en su calendario.

Por fin la meta. Aplausos por todos lados. Tocaba disfrutar ahora del espectáculo que se había montado alrededor de la Carrera del Fuego. Saludos, abrazos, charlas sobre los tiempos y lo rompepiernas del recorrido, en definitiva, recobrar las sensaciones y las emociones de las carreras populares prepandemia. Una primera edición que va a marcar el camino al resto de carreras y que, a buen seguro, formará parte del calendario del corredor popular almeriense.