Cesc halla por fin el camino de la regularidad
Cuestionado, incomprendido y, en ocasiones, silbado por una parte de la exigente hinchada del Camp Nou, Cesc Fábregas parece haber encontrado la regularidad que tanto se echó de menos en sus dos primeras temporadas de azulgrana para convertirse en un centrocampista clave en los esquemas de Martino. En su tercer año en el club de sus amores, el polivalente volante de Arenys de Mar (Barcelona) ha sacado a relucir su mejor versión, en un momento en el que el guardián del estilo, Xavi, pasa por un bache en su juego, mientras Iniesta afina, poco a poco, su brújula.
A diferencia de sus dos primeras temporadas con Pep Guardiola y Tito Vilanova, el rendimiento del excapitán del Arsenal ha ido de menos a más. Aprovechando las ausencias por lesión de Messi, Martino le ha dado continuidad en el once inicial, ya sea jugando de volante con llegada y verticalidad o bien de falso nueve, cerca del área, donde, a pesar de no ser su posición predilecta, se ha sentido como pez en el agua.
En la victoria por 4-0 ante el Getafe, Fábregas fue, en palabras de su técnico, "el mejor jugador" del partido. Sus dos dianas abrieron la lata. Suma once tantos (7 en Liga, 3 en Copa del Rey y 1 en Liga de Campeones) y, en el ecuador de la temporada, se sitúa a tan solo cuatro goles de su mejor registro como azulgrana en su primera temporada con Guardiola.
Sin embargo, Cesc se siente cómodo con los atuendos de asistente. En el último partido de Liga ante el Elche sumó la undécimo pase de gol, convirtiéndose en el mejor asistente de las grandes ligas europeas, por delante de Wayne Rooney (9).
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