Es una travesía larga, pero nadie dijo que el camino sería sencillo. Por segundo año consecutivo la Federación Andaluza de Fútbol ha puesto en liza las copas provinciales, que permiten a equipos en los que de verdad sí juegan carniceros, cajeros, estudiantes o parados, tener al menos la posibilidad de medirse a algunos de los mejores equipos del mundo. La empresa no es nada sencilla, pero la posibilidad permite soñar a decenas y decenas de jugadores.

La Federación Andaluza de Fútbol ya ha sorteado las eliminatorias y en Almería los emparejamientos son Viator-Poli Ejido, Carboneras-Garrucha, Vera-Sporting y Albox-Pavía, disputándose la ida de esos cuartos de final el 4 de septiembre y la vuelta el 11, lo que ha hecho que los equipos, de Primera Andaluza todos, hagan comenzado sus pretemporadas a diferencia de otros rivales ligueros.

Sólo cuatro partidos (dos de cuartos y dos de semifinales) separan a estos obreros del fútbol de disputar una final, algo que pocos tienen en su currículo. Los ocho campeones de cada provincia disputan una eliminatoria entre ellos a doble vuelta (el Adra, el vigente campeón de Almería, cayó ante el Mijas Las Lagunas en la primera edición).

Los cuatro equipos restantes entran en liza en la Copa de Andalucía, que se disputa a partido único en octavos, semifinales y final. A los octavos de final acceden esos cuatro conjuntos más los dos quintos y sextos de División de Honor, mientras que en los cuartos de final aparecen los terceros y cuartos clasificados de División de Honor, emparejándose el mejor de la última liga con el peor, con la ida en el campo del último. Los dos finalistas de la Copa de Andalucía (hasta la final no se cruzan andaluces occidentales con orientales) tienen el deseado billete para la previa de la siguiente edición de la Copa del Rey. Siete rondas y doce partidos después para los supervivientes de Primera Andaluza tendrán 90 minutos para medirse a un Primera División. El largo camino merece la pena.