Los ascensos se logran sufriendo y ganando de forma inverosímil, cuando las fuerzas parecen agotadas y pocos creen en el milagro. El Almería, gris y ramplón durante buena parte del partido ante el Sporting, tuvo fe hasta el final y un tanto de Curro -para esto vino el onubense de la Ponferradina- abría las puertas del cielo nuevamente cuando el Estadio veía crudo el panorama. 

Sentó por sorpresa Rubi a Samú Costa para ganar posesión de balón con Robertone y Puigmal jugando como interiores y De la Hoz regresando a sus funciones de pivote posicional. Lo cierto es que el Almería saltó al campo con mucho ímpetu, intentando encerrar al Sporting en su área, y a los cinco minutos un buen cabezazo de Robertone a balón parado lo desviaba también con la testa Kravets cuando buscaba portería.

Pasado el primer cuarto de hora de juego el Almería fue decayendo y volvió a mostrar grietas, con una presión ineficaz y una defensa bastante desordenada, lo que el Sporting aprovechó para percutir a través de Aitor García y Djurdjevic. El atacante serbio encaró a Ely en el vértice del área y tras quebrar la cintura del brasileño disparaba con buena reacción de Fernando.

Sin un dominio claro de la medular, los locales fueron buscando cada vez más la referencia de Sadiq, que está lidiando como puede las largas jornadas de ayuno por el Ramadán para intentar ofrecer su mejor versión. El ariete nigeriano probó los reflejos de Cuéllar rebasada la media hora y el meta sportinguista respondió de la mejor manera. Su rechace caía en las botas de Puigmal, cuyo disparo repelía la zaga. La jugada continuó con un centro de Babic desde la zurda para que Sadiq bajase el balón sobre la llegada de Portillo, quien nuevamente se topó con la buena colocación del Pichu bajo palos en su chut a bocajarro. Un tres en uno abortado.

Instantes antes Aitor García había reclamado un penalti de Babic dejándose caer en el área, lo que le costó la amonestación, y ya en la recta final del primer tiempo el colegiado anulaba un tanto a Djurdevic al partir en posición de fuera de juego antes de picar con maestría el balón a Fernando. El Almería se retiraba a vestuarios con muchas dudas, viendo que podía haberse adelantado en el marcador pero que estaba ofreciendo muchas concesiones en la retaguardia.

Sadiq estuvo muy fallón

Del juego ramplón a la euforia

Al regreso del paso por vestuarios el juego del Almería continuó siendo bastante ramplón hasta que Rubi empezó a introducir cambios, dando entrada a Lazo y Curro, que parecieron darle otro aire al equipo. Con ellos sobre el campo, y la imperiosa necesidad de buscar la victoria para pescar nuevamente al Valladolid, el Almería tuvo más ocasiones y más claras, pero fallaba una y otra vez en la definición.

Primero Lazo mandó fuera un buen servicio de Sadiq. El 'látigo de Kaduna' definía luego mal un buen contragolpe lanzado por Robertone que lo dejó solo ante Cuéllar, pero su picada de zurda salía desviada. El nigeriano, cegado y abusón por momentos, repartió otra asistencia de lujo sobre la llegada de Curro, que se durmió inexplicablemente en los laureles cuando tenía todo a su favor para reventar la pelota en el punto de penalti. 

En el córner posterior botado por Robertone, Ely la peinaba en el primer palo para prolongarla al segundo y allí la cazaba el propio Curro para embocarla en la red, pero tras celebrarlo con rabia el VAR rebajaba la euforia advirtiendo un claro fuera de juego. 

El Sporting apenas se prodigó en ataque en el segundo tiempo, pero cuando lo hizo llevó veneno. Así en un fulgurante contragolpe conducido por Djurdjevic su compatriota Babic tuvo que emplearse a fondo en la carrera para llegar in extremis a meter la pierna y abortar el posible 0-1, impidiendo que disparase con comodidad. El partido estaba roto a esas alturas y podía marcar cualquiera, pero tampoco lo hizo Sadiq a puerta vacía tras un buen pase de Ramazani, mandándola el africano a las nubes con todo a su favor.

Cuando todo parecía perdido y la posición de ascenso directo estaba en entredicho, aparecieron Appiah y Curro para inventarse el tanto de la victoria. El inglés, que acababa de sustituir a Ramazani, se giró sobre sí mismo en el vértice del área para buscar al onubense, que con un sutil golpeo con el interior de su zurda de seda alojaba el balón junto al poste de la meta de Cuéllar, inalcanzable para el meta sportinguista. 

El tanto en el tiempo de prolongación permite a los rojiblancos viajar a Burgos el próximo sábado desde el segundo puesto de la tabla, sabiendo además que la jornada siguiente deparará un trascendental Eibar-Valladolid, clave para los intereses indálicos.