A diferencia de Gaizka Garitano, técnico del Eibar, que en rueda de prensa anunciaba su dimisión tras consumarse el descenso de su equipo, Sergi Barjuán recurrió ayer a lugares comunes para dejar la decisión en el tejado del presidente: "Tengo contrato hasta el 30 de junio y a partir de ahí veremos la situación. No voy a hablar ahora de cosas que no tocan. Se ha intentado, le agradezco al Almería la oportunidad brindada para intentar paliar la situación, aunque no hemos sido capaces. Los jugadores han sido valientes y atrevidos, buscando las victorias. Al llegar el margen de error era mínimo y con situaciones favorables tampoco estuvimos afortunados, pero estoy orgulloso de la actitud".

El técnico catalán hacía alusión al estado en el que se había encontrado el vestuario al término del encuentro frente al Valencia y al previsible descenso del equipo: "¿Esperado por quién? Estamos abatidos, derrotados, pero con la cabeza bien alta. Creo que el fútbol nos ha hecho daño, nos ha pagado con una moneda muy grande, he persistido y creído, intentando ganar todos los partidos, pero a veces por mucho que lo hagas se complican las cosas".

Sergi no quiso hacer sangre con los goles encajados por su equipo ni el circo que parecía su zaga ante un Valencia que tampoco tuvo su mejor día: "Nos ha faltado mirar los tiempos, igual que en Sevilla y otros partidos, pero son situaciones difíciles de controlar cuando te juegas todo. Los goles no son acciones que se haya currado el rival, son fáciles de sacar y se podría haber visto otro resultado. Estamos donde estamos porque no hemos sido capaces y hay que mirar el motivo. Las excusas no son válidas.

Al final insistía en que toca mirar al futuro: "Estoy orgulloso de este equipo, estos jugadores y esta entidad. Hay que continuar, valorar fríamente las cosas y sacar conclusiones para que no vuelva a suceder".