UD Almería | Contracrónica

Guti tiene mucha tela que cortar

  • Aplicar su sistema y concepto de juego requiere un tiempo del que igual no dispone por las prisas de la propiedad

Guti, de brazos cruzados, sigue el duelo ante el Zaragoza

Guti, de brazos cruzados, sigue el duelo ante el Zaragoza / Javier Alonso (Almería)

Guti empieza a tomar verdadera dimensión del reto en el que se ha metido. Ganar jugando bien en Segunda es una empresa mayor y el madrileño bien sabe que Turki Al-Sheikh lo ha fichado para vencer y convencer. Ayer ni una cosa ni la otra, pero a su favor conviene apuntar que en cinco entrenamientos no pueden exigírsele milagros. Algo de lo que busca sí empieza a intuirse y pudo atisbarse hasta el ecuador del primer acto.

En ese tramo los rojiblancos fueron dueños de la posesión del esférico y se les vio ese intento de juego asociativo que preconiza el nuevo técnico, con la paciencia necesaria para sacar el balón desde atrás e ir hilvanando fútbol en la media a través de Aguza, que tiene pinta de convertirse en la extensión de Guti sobre el campo.

El 1-4-3-3 ya era una declaración de intenciones, poniendo fin al inamovible 1-4-2-3-1 de la etapa de Pedro Emanuel, para lo cual mantuvo inalterable la línea defensiva, pero sí modificó la sala de máquinas, con Petrovic como mediocentro posicional para escudar al propio Aguza y a Coric, que no estuvo a la altura de las circunstancias.

El croata volvió a vagar en la intrascendencia absoluta, sin filtrar pases ni ofrecerse lo suficiente como solución a sus compañeros, por lo que si no espabila pronto lo lógico es que Vada y Chema acaben comiéndole la tostada.

La cuestión es que el Almería hizo veinte minutos potables en los que inquietó la portería de Ratón con disparos de Aguza, Lazo y el propio Coric, a los que se añadió una galopada de Darwin aprovechando un buen pase en profundidad de Lazo que el charrúa no supo definir en el mano a mano con el arquero maño.

Petrovic y Aguza tuvieron que aguantar los 90 minutos pese a salir de sendas lesiones

Y de repente se le fundieron los plomos a los locales, en lo que tuvo mucho que ver el buen posicionamiento que Víctor Fernández hizo con ocupación racional de los espacios y también influyó la deslavazada presión de los indálicos, que no supieron ejercerla en ninguna zona del campo de forma eficaz y continuada para atosigar a los zaragocistas.

Hasta el 45' hubo minutos de dominio visitante en los que insospechadamente el Almería encontró el premio del gol gracias a una acción a balón parado magistralmente ejecutada por Aguza. El catalán ya estuvo astuto para ganar cinco metros al punto donde había sido señalada y luego empleó el guante que tiene en la diestra para poner el balón en el punto de penalti, donde Darwin se elevó por encima de sus marcadores para girar en escorzo y llevar el balón al palo y la red, lejos del alcance de Ratón.

El gol quizá ocultase al descanso los defectos que arrastraba el Almería y a la vuelta de la caseta no pareció que se hubieran tomado medidas correctivas. Muy al contrario, el Zaragoza fue ampliando su control con posesiones largas que incomodaban a los locales y Kagawa daba el primer aviso con un sombrero a René que se le escapaba por la línea de fondo.

Los males se acrecentaron con la lesión de Iván Martos, que tuvo que retirarse por molestias musculares sin que el banquillo reaccionase realizando un cambio de inmediato o articulando alguna treta para detener el juego.

Fue en ese impás, con diez jugadores sobre el terreno y sin que nadie tuviera claro quién debía ocupar la vacante el eje de la zaga, cuando Raúl Guti, sin duda el mejor jugador sobre el verde, le robó el balón en la media a Darwin y descargó por encima de una sorprendida zaga rojiblanca para que el recién ingresado Linares la matase con el pecho y definiera con la zurda por abajo, donde le duele a los porteros, para batir a René.

Era el premio a los merecimientos visitantes. Al Almería le costó horrores recobrar el protagonismo con el balón en los pies, circunstancia lógica si se tiene en cuenta que ha estado 14 jornadas jugando a otra cosa, por lo que se atisba mucho trabajo táctico para Guti si quiere cambiar las tornas. Quedaba partido por delante, pero a los locales se les vio impotentes para recurrir a la heroica en busca de la victoria.

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