Kike Padel Tour

Con sólo 21 años, el crecimiento del joven jugador olulense le permite soñar con el World Padel Tour Su pareja, Juan Orozco, es su cicerone

Kike Padel Tour
Pablo Laynez

23 de octubre 2015 - 05:02

Cuando Kike cogió por primera vez la pala, prácticamente pesaba más que él. Era un niño de pueblo, que se divertía con sus amigos al salir de la escuela y practicaba todo tipo de deportes, sin llegar a destacar verdaderamente en ninguno. No tenía ni idea de que varios años después de que su tío lo metiera por primera vez en una pista de pádel, su vida iba a girar en torno a esas cuatro paredes de metacrilato a las que daba constantes palazos y a esas pelotas amarillas que embarcaba por su todavía incipiente muñeca.

Fue a raíz de la Liga Pádel Mármol cuando el zurdo se dio cuenta de que la pala se iba a convertir en su mejor aliada. Sus golpes comenzaban a ser conocidos en toda la comarca del Almanzora y su velocidad de piernas le permitían cazar en la red los remates de los rivales. Su estilo no pasaba desapercibido en el deporte de moda y un equipo de Puerto Lumbreras lo llamó en su primera gran experiencia torneística. Kike se veía fuerte, creía que ya había dado el paso definitivo para abandonar el anonimato.

Pero el deporte es mucho más complicado y lo comprobó a su llegada a la capital, adonde vino a estudiar Magisterio de Educación Física. Si bien en su comarca era el número uno, pronto se dio cuenta de que en Almería era uno más y en Andalucía, ni tan siquiera eso. Su fortaleza mental, humildad y ganas de triunfar en la pista, le permitieron hacer frente a la exigencia del semiprofesionalismo y a la ansiedad que suponen inesperadas derrotas.

En ese punto de inflexión que todo deportista tiene, Kike conoció a su ídolo, al cicerone que iba a ayudarle a dar el gran salto en su recién iniciada carrera. El almeriense Juan Orozco, uno de los mejores palistas locales, le dio un consejo que le permitió el despegue. "Todavía no estás para jugar conmigo, pero si sigues entrenando así, seremos pareja". ¡Qué reto para el olulense, ser el derecha de su gran ídolo! Mentalizado de que un paso atrás siempre permite dar dos al frente, Kike empezó a mejorar su golpeo en el Color Padel y a desarrollar su físico en el Gimnasio Activa.

El niño ya era un hombre hecho y derecho, el escudero perfecto que necesitaba Orozco para formar una de las parejas almerienses más temidas en los cuadros de los diferentes torneos. Como cualquier deportista joven que todavía no tiene un contrato millonario, Kike se busca la vida y se recorre Andalucía para jugar todos los campeonatos posibles. Es el secreto del guerrero forjado en la humildad. Al borde de meterse entre los 50 mejores jugadores andaluces, el olulense tiene en su mano alcanzar a comienzos de 2016 el World Padel Tour y ser el tercer almeriense en lograrlo tras Álvaro Clemente y Diego Rosell. "Sueño con jugar la previa". Ilusión no le falta, humildad y constancia tampoco.

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