UD Almería

Lazo es una mina de oro

  • Un doblete del gaditano despejaba la victoria en Tenerife

  • El equipo luego sabía sufrir atrás, poniendo Aguza la sentencia final

Lazo celebra uno de sus dos tantos en el Heliodoro Rodríguez López.

Lazo celebra uno de sus dos tantos en el Heliodoro Rodríguez López. / Santiago Ferrero (Tenerife)

El Almería demostró en el Heliodoro Rodríguez López que posee una calidad en su vertiente ofensiva de la que pocos equipos más de la categoría pueden presumir, si bien se le vio más apurado en el balance defensivo ante un Tenerife que, como Guti había pronosticado en la previa del encuentro, es peligroso arriba pero flojea atrás.

En el verde de la isla el nombre de José Carlos Lazo brilló con luz propia por encima del resto. Si el fútbol actual paga la velocidad y el desborde, el Almería tiene una mina de oro al alcance de su mano, tanto como ejecutar la cláusula de compra que figura en su contrato de cesión por parte del Getafe.

En una inspirada actuación, el gaditano firmó una de sus mejores tarjetas como rojiblanco, quizá a la par de la tarde ante el Extremadura, sellándola de nuevo con un doblete que abría el camino de la victoria a domicilio por primera vez desde el desplazamiento a Las Palmas el pasado 14 de septiembre. Lástima que no haya más islas que visitar hasta final de curso.

El Tenerife, con todo, y pese a la interinidad de Sesé, no fue una perita en dulce. Desde el primer momento los chicharreros demostraron que querían volver a la senda del triunfo en su feudo (no lo hacen desde la primera jornada), y lo cierto es que jugadores como Suso Santana, Borja Lasso, Nahuel y Dani Gómez le buscaron las cosquillas a la zaga unionista, particularmente a la pareja de centrales, a la que le costó complementarse más de la cuenta.

El partido resultó vistoso para el espectador, con alternancia en el juego y continuas acometidas en busca del gol, que iba a encontrar cerca de la media hora quien más lo buscó. Lazo encaró a tres adversarios dentro del área con pocas opciones de salir airoso, pero provocó un rebote que fue a buscar Juan Muñoz y finalmente acababa en las botas del sanluqueño para remacharlo a la red.

A ese tanto le siguió otro chispazo con una gran arrancada desde la banda izquierda y pase a Juan Muñoz, que se la devolvía desde la frontal en una buena maniobra evadiendo a su marcador para que Lazo culminase la faena con un disparo raso al hueco.

Darwin acabó el duelo tocado tras una imponente carrera en el tiempo de descuento

Un 0-2 tan tempranero quizá fuera engañoso por los méritos contraídos hasta ese momento por el Tenerife, que iba a encontrar el premio a su insistencia antes del descanso en un buen testarazo de Borja Lasso entrando desde segunda línea para culminar un gran servicio de Suso desde la banda.

Aguza, autor del 1-3, se queja en el suelo de una falta recibida Aguza, autor del 1-3, se queja en el suelo de una falta recibida

Aguza, autor del 1-3, se queja en el suelo de una falta recibida / Santiago Ferrero (Tenerife)

Los locales pudieron incluso poner las tablas antes del descanso, pero no estuvieron hábiles para aprovechar un desliz de Fernando al intentar sacar el balón jugado con los pies. El Almería salió en tromba en la segunda mitad, dispuesto a sentenciar pronto el partido, como sabiendo que el físico es su punto débil y podía volver a jugarle una mala pasada en la recta final.

El inicio fue fulgurante y tanto Darwin Núñez como Juan Muñoz tuvieron sendas ocasiones a bocajarro que un inspirado Ortolá supo atajar. El sevillano incluso mandó un balón a la cepa del poste en una falta directa.

El Tenerife no se rendía y daba la réplica en las botas de un correoso Dani Gómez y del recién ingresado Malbasic, pero los disparos de ambos se marchaban alto, como también un cabezazo de Carlos Ruiz. El partido estaba en esa fase para el 2-2 o el 1-3 y por suerte la balanza se decantó en la recta final del lado rojiblanco. Fue en un pase filtrado por Chema tras una falta lateral que Aguza no perdonó. Tres puntos muy trabajados que afianzan el trabajo de Guti y la moral del plantel.

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