Punto insípido y soso ante el Fabril
Desperdicio El Almería, muy superior, se vio impotente para derrotar a un flojo Deportivo que parecía su filial por las diez bajas que acumulaba Error Lillo optó por retirar del campo a Piatti cuando el argentino era el más incisivo de todos
Filipe Luis, Juca, Bryan Angulo, Lassad, Mista, Juan Domínguez, Lopo, Bodipo y Manuel Pablo. No es la alineación del Deportivo, sino la plaga de bajas que presentaba el conjunto de Lotina, a quienes se agregó Guardado a las primeras de cambio. Por eso se echan de menos los dos puntos que el Almería se deja en el camino, porque pocas veces se encontrará tantas facilidades en Riazor.
Y es que el Depor de ayer más bien parecía el Fabril, su filial. No porque incluyera en el once a muchos canteranos (los laterales Laure y Raúl García y pare usted de contar), sino porque tuvo que apañárselas con los menos habituales desde el minuto cero. Y aguantó bien, pese a la aplastante superioridad del Almería durante todo el encuentro.
Corre serio peligro este Almería de convertirse en un equipo ofensivo que se muestra inofensivo, justo lo que no quiere Lillo, que huye como de la peste de un sambenito soportado en otros equipos durante su dilatada trayectoria deportiva. Dominio sin pegada (40%-60% al descanso) sería la frase que mejor resume lo acontecido en La Coruña.
En el rosco doble que reflejaba el marcador al final del encuentro tuvo mucho que ver el reguero de ocasiones desperdiciadas por Kalu Uche y la incomprensible sustitución de Piatti perpetrada por Lillo cuando el argentino se estaba mostrando como el más incisivo de los unionistas.
Nieto dio la talla, pero con un efectivo enchufado como estaba Piatti cuesta entender lo que pasó por la cabeza del tolosarra a la hora de cometer tal crimen. A esas alturas de partido, no obstante, había dado ya tiempo de sobra para dejar encarrilado el encuentro con anterioridad.
Piatti gozó de la primera ocasión con un cabezazo a centro de Guilherme que salió desviado; acto seguido era Kalu Uche quien cruzaba en exceso el balón dentro del área. El brasileño, el argentino y el nigeriano se encargaron de fabricar también las siguientes oportunidades.
Piatti desvió en exceso un remate a pase de Guilherme y Uche mandaba alto un testarazo en el punto de penalti a centro de Juanma. Con todo, la más clara la tuvo el ariete africano rebasada la media hora de juego. Bajó con el pecho en el borde del área un balón aéreo servido por Acasiete y remató con la zurda sin dejarla caer. Manso a las manos de Aranzubia.
El Almería parecía jugar en el Mediterráneo ante la atónita mirada de Lotina y la complacencia de sus jugadores. En ese primer acto sólo el amor propio de Riki y Sergio (autor de dos disparos lejanos que dieron trabajo a Diego Alves) puede salvarse del naufragio colectivo gallego.
Con ese panorama se alcanzó el descanso. El Deportivo parecía fruta madura a punto de caer del árbol, pero no hubo nadie del Almería que le diera el empujón necesario. Hasta que Lillo se lo permitió, Piatti asumió de nuevo el protagonismo y tuvo el 0-1 tras la reanudación con un cabezazo desde el punto de penalti asistido por Crusat, pero Aranzubia metió la manopla de forma magistral.
Luego M'bami tuvo su minuto de gloria en un córner sacado por el hiperactivo Crusat que se topó con la bota del camerunés en el primer palo, pero Sergio estaba atento en el segundo para alejar el peligro en la misma raya.
Y entonces surgió la fatalidad. En una acción fortuita a la par que infortunada, Pellerano apoyó mal su pierna derecha en el suelo. Seguro que escuchó un chasquido. Con gestos de un dolor más emocional que físico el argentino se echó mano a la rodilla.
Imposible seguir, la articulación no quería aunque su mente le dijera lo contrario. La resonancia tendrá que determinar si sufre un fuerte esguince (ojalá) o la rotura de un ligamento, probablemente el cruzado anterior, lo que significaría decir adiós a lo que resta de temporada y parte de la que viene, pues tendrá por delante una ardua rehabilitación de seis meses. Toquemos madera.
Por unos instantes parecía que el tiempo se había detenido y a muchos compañeros se les hubiera cortado la respiración, pero en la recta final del encuentro el Almería dispuso de otro inmejorable acercamiento para haberse llevado los tres puntos de Riazor como en la campaña de su debut.
Por desgracia, el balón le cayó a Uche dentro del área pequeña y la mandó al cielo coruñés, refrendando una vez más que para marcar un gol necesita despercidiar antes un centenar de ocasiones.
Y así, con el pulso alterado a la espera de conocer el alcance de la dolencia de Pellerano murió el partido. El empate significa 38 puntos, pero no deja de ser insípido, como la pechuga sin sal.
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