En Lugo se vio luz cuando Ramazani retrasó su posición, porque con espacios el belga desarrolla gran parte de su potencial. Eso lo apreció hasta el aficionado más neófito en la materia. Sin embargo, durante la primera mitad ante el Eibar se volvió a incidir en los mismos errores que en anteriores choques imposibilitaron minimizar las carencias en ataque ante la ausencia de los tres delanteros centros.

Primero, de nuevo se enclaustró a Ramazani entre los centrales armeros y, por ende, se desaprovechó todo su potencial. Segundo, se intentó jugar de forma opuesta a cómo se debería de haber afrontado este encuentro. Y es que había que generar espacios, pasando a ser un equipo dominado, con vocación de recuperar balón y de crear transiciones ofensivas con más amplitud de campo. O sea, a lo que precisamente jugó el Eibar es como debió de plantear la UDA este choque.

¿De qué le sirvió durante la primera mitad a los de Rubi obtener el doble de la posesión, si en ataque estático la ausencia de un ariete que incomodara a los centrales debilita el plano ofensivo? De nada. Y como un equipo supo a lo que jugar y el otro volvió a caer en el error de las últimas jornadas sin un nueve de referencia, el partido se decantó para el Eibar.

Y gracias a que los visitantes no sentenciaron en los primeros 45 minutos. Tercero, se prescindió de Arnau de inicio, un jugador mucho más ofensivo que Portillo y más necesario ante las forzosas ausencias. Luego, en la segunda mitad se equilibró el encuentro con la entrada de Villar (es evidente que solo estaba para una parte), pero ya con la dinámica del choque inclinada hacia un Eibar que posiblemente disputó su mejor partido de la temporada propiciado por la falta de picardía del cuerpo técnico rival.

En resumidas cuentas, se pecó de inmovilismo al comienzo al abrazar un sistema y una forma de jugar incompatible con la ausencia de delanteros centros. A partir de ahora no habría que perder los nervios, y no solo por el esperado retorno de Sadiq. El Cádiz hace dos temporadas, y el Espanyol la pasada campaña, se escaparon al comienzo de la competición para luego pasar un bache (los catalanes incluso llegaron a bajar a la tercera posición en marzo) y volver a recuperar el terreno perdido, alcanzando al final ambos el liderato y el ascenso.