Victoria de la abstención (0-0)
El Almería se ve incapaz de superar al vicecolista con un juego ramplón y falto de atrevimiento. La afición rojiblanca expresó por segunda vez en lo que va de curso su disconformidad con los métodos de Lucas Alcaraz.
Este año en el precio del abono va el aburrimiento. Si nunca llueve a gusto de todos, desde la llegada de Alcaraz en Almería casi nunca llueve a gusto de la grada, que contempla impasible el devenir de su equipo, aplaude si gana y silba si pierde, pero no vibra.
Tampoco acompañaba el rival ayer, un Cartagena cómodo en el 1-4-4-2 dispuesto por Javi López con la esperanza de que Goiria pescara algún balón en el área o el correoso Collantes fabricase una jugada de gol.
Con la vista en el campo pero el oído en los sondeos electorales, si se hubiera hecho una encuesta al descanso la abstención habría ganado por mayoría absoluta, si bien fue el Almería quien más lo intentó, tímidamente, pero al menos tuvo alguna ocasión.
Nada ocurrió hasta que rebasado el cuarto de hora de juego Abraham Paz se hizo un lío en el área y el balón le golpeó claramente la mano. El colegiado, que al fin y al cabo es el encargado de interpretar el reglamento, consideró que la infracción era involuntaria, pero la trayectoria del balón se vio claramente cortada.
Acto seguido Ulloa no llegó a finalizar un peligroso centro-chut de Aleix Vidal, que empezaba a hacer de las suyas por la banda derecha volviendo loco a Kijera.
Un centro del catalán por ese costado estuvo cerca de convertirse en el 1-0, pero el espectacular toque de espuela de Ulloa lo cazó el meta Reina.
El conjunto departamental, mientras tanto, apenas asomaba por los dominios de Esteban, que únicamente se vio inquietado por un cabezazo alto de Goiria.
Pudo adelantarse nuevamente el Almería por mediación de Aleix Vidal, pero tras recibir un gran pase en profundidad de Michel, se precipitó disparando al lateral de la red en lugar de asistir a algún compañero. Muchos agradecieron el 0-0 al descanso, al menos el equipo no se echaría atrás en la segunda parte.
La tónica no varió en demasía, salvo tal vez en los primeros instantes, cuando otra vez por mediación de Aleix Vidal los rojiblancos bordearon el gol. Primero con un disparo desde la frontal que Josemi repelió con el brazo pegado al cuerpo y la grada volvió a reclamar penalti.
Luego con un centro de Aarón al que Ulloa no llegaba a rematar con los tacos de la bota y finalmente mediante un disparo de Aleix ajustado al palo tras encontrarse un balón suelto en el área.
Pero conforme avanzaban los minutos apareció el colapso y las apariciones por el área visitante se fueron reduciendo drásticamente conforme empezaba a inquietarse el graderío. La única buena noticia fue que el Cartagena dimitió de sus funciones ofensivas.
A los primeros silbidos tímidos le siguió un atronador abucheo cuando los seguidores quisieron mostrar su disconformidad con los cambios introducidos en el campo por el granadino.
El mal menor fue el punto que mantiene a los rojiblancos en la cabeza de la tabla igualados a puntos con el Valladolid, pero la parte negativa es la fractura entre grada y entrenador, que empieza a agrandarse de forma alarmante. No es el mejor camino para luchar por un objetivo común: el retorno a Primera.
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