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Una defensa sin defensas para la final

  • La pésima planificación lleva al surrealismo en el partido en el que se jugaba una categoría que le quedaba grande por presupuesto Descenso a Segunda, ¿seguirá yendo a las rebajas?

Con rebajas, saldos o descuentos difícilmente uno consigue vestirse bien para ir a una boda. Quien compra en los chinos, irá al convite con el bolsillo lleno, pero el vestido le quedará largo de mangas y estrecho de cintura. Sólo cuando uno tira de chequera, invierte y mueve dinero, es un referente de elegancia y se merece el calificativo de señor. El Almería, posiblemente saneado y sin deber ningún pastizal a Hacienda o a su plantilla, vuelve a desentonar en un baile al que fue vestido con trapos y harapos. Otros que no tienen ahora mismo, pero sí tendrán en el futuro gracias a los nuevos repartos televisivos, prefirieron dejar a deber para ir con un eleganta chaqué y juntarse con gente de un rango social superior en el que encontraron hueco.

Así ha sido la segunda etapa del Almería en Primera. No sólo este año, sino también el pasado. Lo que pasa que Francisco tuvo la suerte de enfrentarse a un calendario bastante más asequible y tener una defensa como mínimo digna. Esta temporada a Alfonso García se le metió entre ceja y ceja la cabezonería de Thievy e hizo una defensa con la que el filial no tendría opciones ni de ganarle esta tarde al Guadalajara. Además, en invierno tampoco quiso remendar sus costuras y el traje se le desilachó totalmente cuando ya estaba en la puerta del hotel de la celebración.

¿Algún jugador del sistema defensivo rojiblanco tendrá ofertas la temporada que viene de Primera División? Difícil viendo el nivel exhibido. Si las tuviera o si fueran jugadores que pueden aportar en la máxima categoría, el presidente ni habría pujado por ellos en verano. Se miró al Murcia, al Mallorca, al propio Guadalajara, a la potentísima liga tailandesa... Un sinfín de despropósitos, todos muy baratos por cierto, que dejan al equipo igual de pobre, pero con muchas risas a su espalda y una categoría perdida.

El colmo de la tacañería se convirtió ayer en surrealismo. Para intentar mantener toda una Primera División y frenar a un Valencia tan poderoso como nervioso, Sergi no tenía defensas a su disposición. No ya de garantías, puesto que a lo mucho se puede salvar a Ximo y a Michel, sino dos jugadores que tuvieran mínimas nociones para situarse como centrales. Echar la culpa a la mala suerte por las lesiones en el mundo del profesionalismo, en el que se mueven millones y millones de euros, es más una coña que un buen argumento. Demasiado bien se comportaron un extremo reconvertido como es Dubarbier y un centrocampista casi mediapunta como Thomas [aunque aquí haya jugado más retrasado por la falacia de la polivalencia]. Pero ir a la guerra con escopetas de feria no trae nada bueno consigo. De hecho, ni se consigue la tercera plaza por la cola que daría la salvación por los hipotéticos problemas financieros de algunos equipos.

Lo que todo el mundo preveía y nadie aceptaba ocurrió. Descenso y una etapa que fue bonita, pero que es mejor cerrar. Toda finiquitar a buena parte del grupo y sacar algunos millones del banco para, como mínimo, vestirse de segunda.

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