Por un giro de 180 grados
UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos
Si yo fuera Rubi estaría preocupado, aunque más lo debemos de estar los aficionados
Lazo está desquiciado y mereció ser sustituido a los 15 minutos de entrar
Los merecimientos y las sensaciones no computan en el resultado final. Si no, ante el Lugo la UDA se debería de haber llevado los tres puntos y frente al Huesca, ninguno. De inicio se vieron dos formas opuestas de afrontar un partido. Una, la del Huesca, presionando al oponente desde posiciones muy adelantadas con orden y agresividad; otra, la de la UDA, flotando sobre las marcas del contrario sin combatividad alguna en espera de recuperar el balón mediante el fallo del rival.
De esa forma vino el huracán local de los primeros minutos, cuando por ejemplo Akieme aparta su rostro (no vaya a ser que se haga pupa) y deja a su adversario centrar a placer para que Ignasi Miquel conecte un testarazo entre la mala colocación defensiva y el nuevo error de Fernando en la salida. Mucho comentar durante la semana de la importancia del choque, de la trascendencia después de la victoria del Valladolid, para que luego la UDA nos regale una primera media hora inicial paupérrima, de lo peor que un servidor ha presenciado en años.
Menos mal que aún conservan ciertos jugadores su técnica para ponerla al servicio de su equipo. Una vez más, en pleno vendaval oscense, Portillo dio otra asistencia para que el marcador falseara la realidad del juego. Lo que se vio en los últimos minutos de la primera mitad, un Almería con larga posesión trascendente y no estéril, tan solo fue un espejismo pasajero porque durante el resto de la contienda la UDA mendigó un punto como cuando antaño se necesitaba semejante botín para lograr la permanencia.
Cierto es que la injusta expulsión de Akieme, que nunca agredió a su adversario, sino que tan solo le hizo una falta de amarilla, no ayudó precisamente a un conjunto que está pasando por una evidente mala racha y que demuestra ser superior a sus rivales, pero su entrenador no le está sacando más partido a su plantel y la preparación no parece que esté siendo la más adecuada. Si Tenerife o Huesca no fueron capaces de vencer a este Almería, es porque el potencial de la UDA está ahí y tan solo lo saca a relucir de forma individual, pero colectivamente no está siendo explotado.
Un equipo que pretende ascender de forma directa no puede atrincherarse atrás por contar con un jugador menos durante parte de la segunda mitad. En esos instantes sufrí impotencia. Aunque, desde otro punto de vista, no se jugó con diez en ese tramo, sino con nueve y el contrario con doce, porque el bochornoso espectáculo que ofreció sobre el terreno de juego Lazo fue digno de estudio. No solo ratificó el propio Rubi su error al comienzo de la segunda mitad del choque ante el Girona al contar con el gaditano, sino que confió de nuevo unos minutos en un jugador que está fuera de sí, ni para sentarse en el banquillo.
Lazo está desquiciado y se mereció ser sustituido a los 15 minutos de entrar en El Alcoraz para no darle más ventaja al Huesca. Lo mejor es que se salvaron los muebles gracias a los centrales y al pundonor de De la Hoz y sobre todo de Samú, que suple todos sus defectos por el espíritu competitivo que corre por sus venas. El deseo y la esperanza es que se haya tocado fondo y que Sadiq recobre el pulso tras la última llamada de la selección nigeriana, pero la UDA da la impresión de ser un conjunto que trabajó durante medio curso, pero que se dejó llevar en el tramo final.
Si yo fuera Rubi estaría preocupado, aunque más lo debemos de estar los aficionados rojiblancos, porque el técnico catalán es otra ave de paso que cobrará religiosamnete, y mucho, y se irá un día a otro equipo. Es trascendental para la entidad y para la cuidad que la UDA ascienda este año, pero da la impresión de que el profesor perdió la autoridad y los alumnos empiezan a hacer la guerra por su cuenta. Ojalá que no sea así y todo dé un giro de 180 grados.
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