Como ese niño que a mitad de septiembre regresa al colegio, volvió el Almería a una Primera División que con tanto ahínco buscó durante el último trienio. Si a las dos horas de clase los pequeños ya están adaptados perfectamente al aula y compañeros, largas vacaciones estivales olvidadas, el Almería continuó en la línea previa al parón mundialista: con personalidad, sabiendo sufrir el momento del partido en el que toca y dar el zarpazo cuando hay que darlo. En Cádiz hizo un partido soberbio, pudiendo golear para marcharse a 19 puntos (media permanencia), ocho por encima de los gaditanos; sin embargo, el fútbol no entiende de justicia e incluso pudo perder en el descuento.

Los almerienses estuvieron a punto de lograr su primer triunfo como foráneo, quitándose cualquier presión y aprobando una de las asignaturas pendientes en una hasta ahora notable pretemporada. Si en la caseta indálica el parón daba respeto por cortar la buena senda construida tras la adaptación de los diferentes fichajes veraniegos, la reanudación estuvo a punto de ser de oro; sin embargo, el fútbol entiende de goles y no de merecimientos.

El cuadro de Rubi mostró una insultante superioridad, plano físico incluido, triangulando y llegando con facilidad

El nombre propio en la hora previa fue el de Pacheco, cuando LaLiga facilitó las alineaciones y el meta extremeño no aparecía ni en el banquillo, prueba de que terminará saliendo en enero por mucho que el Almería se remita a que no vaya a malvenderlo. En cuanto a los que sí actuaron, finalmente fue Chumi el que ocupó el hueco del sancionado Ely, siendo Ramazani la otra novedad (Embarba fue el damnificado). El belga fue el principal argumento ofensivo de los visitantes en la primera parte, percutiendo por la izquierda y siendo un quebradero de cabeza para Iza.

En las filas amarillas Sergio González introdujo hasta cuatro novedades, modificando su dibujo a un 1-4-4-2 en el que buscaba mayor mordiente ofensiva: Luis Hernández entró por el lesionado Cala, Ocampo y Bongonda ocupaban las bandas, en detrimento del sancionado Alejo, y de Fede (moviendo a Sobrino al centro y retrasando a Álex Fernández); mientras que Negredo era la principal novedad, con Lozano en el banquillo.

Entró bien el Almería al partido, con peligro por las dos bandas, tanto con Pozo como con Ramazani. Un zurdazo del belga puso en peligro a Ledesma, que tuvo que despejar el balón a saque de esquina. Antes el también exrojiblanco Rubén Alcaraz probó fortuna con una especie de vaselina que atajó sin peligro Fernando. El murciano también desbarató un cabezazo picado de Negredo, que no entró en contacto con el balón en los 55 minutos que jugó como hubiese deseado.

Pozo puso buenos centros una y otra vez desde el costado diestro

Fue en el ecuador del primer acto cuando ambos equipos terminaron por perderse el respeto, tras el gol anulado a Ocampo, que recibió en la izquierda y desde la frontal chutó para materializar un auténtico golazo, anulado posteriormente por el VAR tras un pisotón de Fali a Robertone. La acción desquició a los locales y espoleó a los visitantes, que comenzaron a construir un monólogo. Primero Ledesma atrapó un centro-chut de Robertone, después el propio interior argentino la mandó al larguero y luego la tuvo Ramazani con un tímido disparo a la media vuelta.

Tanto fue el cántaro a la fuente, que terminó por romperse en el minuto 39. Un disparo de Baptistao rebotó en Alcaraz, recogiendo el cuero Melero para encañonar al palo derecho de Ledesma y lograr su segundo tanto como rojiblanco. Buscó reaccionar el Cádiz con una vaselina de Negredo y un zurdazo lejano de Bongonda, pero el Almería tenía el partido donde quería. Los gaditanos hacían agua en el aspecto defensivo (la zaga superada, sin ese sostén que en la UDA aportaba De la Hoz) y en el ofensivo (no entraron en toda la primera parte por el costado diestro).

Melero anotó su segundo gol con la elástica rojiblanca

El Almería salió aún con una marcha más tras el descanso. No se encerró y buscó el 0-2 en todo momento, siempre más cerca que el 1-0. El cuadro de Rubi mostró una insultante superioridad, incluida en el plano físico, triangulando y llegando con facilidad. Hasta los cambios aportaron, con Samu mostrando otro aire al de antes del parón. Touré remató con la testa un centro templado de Ramazani, y poco después le ganó la partida a Fali con una facilidad pasmosa, haciendo Ledesma de libre para evitar el disparo del maliense. Pozo las puso por abajo y por arriba, conectando Touré con la pierna derecha una de las asistencias tras imponerse de nuevo a Fali y Luis Hernández, pero el remate se marchó a la madera. El 0-2 estaba al caer, pero no terminó llegando. Se quedó a milímetros, sacando Iza justo en la línea de meta el enésimo remate de Touré tras el enésimo centro desde la derecha.

La tuvo también Baptistao con un disparo cruzado previo recorte, volviendo a sostener Ledesma a los suyos. Y Embarba con un libre directo envenenado. El Cádiz, infinitamente inferior, sacó petróleo en el 82'. Tras un saque de banda desde la izquierda, Lucás Pérez fue el más rápido para hacerse con un balón muerto y fusilar para hacer la igualada. Como esto se trata de estado de ánimos, los amarillos resucitaron y tuvieron tres claras oportunidades para hacerse con el triunfo, con dos disparos de Lozano y uno de Lucas Pérez, ya en el tiempo extra, cuando Puigmal también se acercó al gol. Visto lo visto, las tablas satisfacen más al Cádiz a pesar de continuar en descenso. El 6 de enero visitará Mestalla, mientras que la UDA recibirá a la Real Sociedad el día 8.