Los jamones Tío Emilio a la conquista de nuevos paladares

La empresa con 40 años de experiencia viaja a la Feria de Madrid para mostrar al mundo sus productos de alta calidad

Emilio Salas y su hijo, con el que comparte nombre, en la pasada edición de la feria.
C. C.

10 de marzo 2014 - 01:00

Los miles de visitantes llegados de todo el mundo que acudan esta semana al Salón Gourmets podrán de nuevo saborear uno de los productos más exquisitos de la despensa de Almería. Se trata de los jamos de Hijos de Catalina Rodríguez Castaño o, lo que es lo mismo, Jamones Tío Emilio, que acude a este certamen agroalimentario bajo el paraguas de la Diputación Provincial de Almeria como ya hizo en la pasada edición. Una edición fructífera para esta empresa que cuenta con instalaciones en Hijate (Alcóntar), que están siendo ampliadas, a las que, además, hay que sumar el secadero del que dispone en el municipio granadino de Trevélez.

Esta empresa familiar dedicada a la producción de forma tradicional y comercialización desde hace 40 años de jamones, lomos, paletas y embutidos (chorizo y salchichón) consiguió en el año 2013 conquistar el mercado de Suiza, donde ya se degustan sus productos.

La empresa de Alcóntar no sólo trabaja con Suiza, sino que desde hace bastantes años exporta jamones a países como República Dominicana, Francia, Bélgica, e incluso Malasia. Del mismo modo, en la lista de mercados extranjeros para la comercialización se encuentra China.

Hijos de Catalina Rodríguez Castaño tiene una decena de marcas de jamón registradas, entre las que se incluyen las siguentes: La Solera, Puente Viejo, Tío Emilio, La Estera, Hijos de Catalina Rodríguez y Los Gurullos.

El proceso de elaboración de estos jamones es totalmente natural, sin conservantes ni colorantes. Una vez que los jamones están en las instalaciones se procede a la salazón a una temperatura entre 1ºC y 2ºC. El periodo bajo sal depende del peso de cada jamón y la estimación se fija en un día por kilo. Tras este proceso, el producto se lava, escurre y conforma ya que la sal deforma el jamón, A continuación se identifica cada pata con una etiqueta que marca su trazabilidad. Con posterioridad, los jamones se cuelgan en módulos de acero inoxidable y se llevan a uno de los secaderos artificiales. Ahí pasarán unos 90 días con una temperatura controlada por un sistema informático.

Tras el secadero artificial, los jamones son conducidos a otro natural. El último paso consiste en lavar de nuevo los jamones, bañarlos en manteca para mejorar su aspecto y enfundarlos. En total, el proceso de curación supone en torno a unos 20 meses.

En cuanto a la producción, semanalmente se producen entre 6.000 y 7.000 jamones en las instalaciones de esta empresa de caracter familiar. Una firma que trabaja en la ampliación de sus instalaciones con el objetivo de duplicar, incluso, la producción actual. La ampliación permitirá contar con 4.000 metros cuadrados adicionales, en los que se levantará una nueva sala de deshuesado dotada de la última tecnología.

De hecho, los sistemas de producción utilizados por la empresa se encuentran dentro de una línea tecnológica moderna que nos permite obtener productos de alta calidad.

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