El que juega con fuego...(0-1)
Reguero de ocasiones para el Tenerife que acaban en gol en propia puerta de Ximo. El Almería sigue falto de identidad.
Este Almería empieza a parecerse peligrosamente al del curso pasado. No ya porque incluso sume un punto menos tras la quinta jornada, sino por su incapacidad de corregir errores de bulto que se reproducen cada fin de semana, particularmente en el balance defensivo, empezando a lastrar también su contrastado potencial ofensivo.
De aquel plantel que dirigía Sergi a este que comanda Soriano media un abismo porque en el actual vestuario reina una mayor humildad y parece más saneado, pero se corre el riesgo de incurrir en el inmovilismo. No es normal que la línea defensiva venga ofreciendo síntomas preocupantes y el cuerpo técnico no se haya molestado por mover un dedo para probar con otras piezas en busca de un mejor funcionamiento.
El equipo del año pasado no funcionaba, pero al menos se intentaron todas las variantes posibles en busca de la solución. A Trujillo se le ve echo un manojo de nervios desde el primer partido y ni mejora, ni pierde el puesto. Otro tanto de lo mismo ocurre con Ximo, fácilmente desbordado ayer por el bisoño Amath, una perla senegalesa a préstamo en el Tenerife por parte del Atlético.
A la fragilidad en la retaguardia hay que unir el dudoso gusto de apostar por un pivote destructor con escasas habilidades técnicas como Fran Vélez, que para colmo estaba limitado físicamente ayer, como demostró el hecho de tener que retirarse antes de la media hora de juego, dejando su puesto a Corona, que tampoco lo mejoró.
Urge conocer cuál es la propuesta futbolística de Soriano. En un mismo partido se vio un cómico intento por sacar el balón jugado desde atrás (simbolizado en una acción en la que los centrales se abren a los costados para recibir de Casto y casi acaba en tragedia), mezclado con balonazos sin sentido para que Quique, Fidel o Puertas intentasen hacer la guerra por su cuenta.
Si a todos los defectos expuestos se le suma un ritmo de juego anodino y un rival conocedor de los puntos débiles dispuesto a presionar la salida de balón de los rojiblancos, el resultado es una primera parte desastrosa en la que los tinerfeños tuvieron multitud de ocasiones, pero no acertaron en la definición.
El nombre propio del primer tiempo fue sin duda Amath, un puñal por banda izquierda bien secundado en el carril por Camille. Entre ambos llevaron a Ximo y Trujillo por la calle de la amargura, con la inestimable colaboración de Lozano.
Si ante el Rayo fueron las milagrosas intervenciones de Casto las que impidieron la derrota al descanso, esta vez mucho tuvo que ver la fortuna y el pésimo acierto rematador de los blanquiazules, contando entre las ocasiones más claras un balón al poste en saque de esquina de Suso, una penetración de Vitolo abortada por el meta extremeño, un disparo alto de Aitor Sanz solo en el punto de penalti u otro desviado de Lozano colándose entre los centrales.
Inmerso en la zozobra, el Almería vivió de los chispazos de Puertas y Fidel. El de Benahadux estuvo muy cerca de firmar su tercer gol consecutivo en una contra pefectamente conducida driblando bien a su maracador, pero defectuosamente culminada con la puntera. La otra ocasión fue un cabezazo desviado de Quique en una falta lateral botada por Fidel.
La escasa efectividad isleña hacía presagiar que el choque podía decantarse del lado local en el segundo periodo, pero esta vez no hubo acierto rematador. A la salida de vestuarios Puertas no acertaba a empujar en boca de gol y con la portería vacía una gran asistencia de Ximo, mientras que minutos después era Pozo el que mandaba a las nubes desde el punto de penalti otro buen servicio de Ximo.
Lozano y Amath dieron la réplica, con buena respuesta por parte de Casto a sendas acometidas. Y cuando el 0-0 parecía un mal menor, devino la catástrofe en la pesadilla de cualquier entrenador, un saque de esquina a favor convertido en contragolpe mortal de necesidad.
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