Si no marca y son 3 puntos...

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El ariete tira muchos desmarques pero no recibe balones con claridad

Chuli se prepara para saltar sobre la chepa de Quique para festejar el 1-0.
Pablo Laynez

13 de marzo 2016 - 05:02

Era de los más contentos al terminar el partido pese a que no marcó, la principal labor del delantero. Chuli se marchó mediada la segunda parte cansado y dolorido en su pierna, pero el primero en salir a abrazarse con sus compañeros pese a que tenía un vendaje con hielo en su pierna tras un fuerte golpe con Lejeune. No había marcado ni estuvo cerca de hacerlo, es cierto, pero al onubense se le ve implicado en otras muchas facetas del juego.

El esquema que puso en práctica ayer Gorosito iba dirigido a tener más presencia en ataque y que tanto a Chuli como a Quique le llegaran balones más claros. Pozo iba a ser su escudero, el malagueño jugaba en una posición en la que se encuentra muy cómodo y podía surtirles de esféricos si tiraban buenos desmarques. El onubense lo intentó, se movió mucho entre líneas y peleó como siempre. Sin embargo, su falta de corpulencia es un hándicap importante.

Antes del primer tanto, Chuli cazó un buen balón dentro del área e intentó hacer una genialidad para marcharse de Lejeune. Pero se encontró con uno de los mejores centrales de la liga, que le rebañó justo antes del disparo. Minutos después, Pozo se deshizo de su par por la banda y quiso poner el pase atrás hacia segunda línea, por donde como una exhalación el onubense, aunque al centro del malagueño le faltó convencimiento y se quedó demasiado corto. Estaba animado Chuli, veía que podía ser su tarde puesto que el Girona no terminaba de entrar en el encuentro. Sin embargo, el gol no le vino bien a su juego personal, pese a ser la acción que más necesitaba el Almería para afianzar su juego.

Si algo tiene el equipo con la defensa de cinco es seguridad atrás; si algo pierde, es verticalidad y claridad a la hora de montar las contras, puesto que la mayor presión gerundense provocó demasiadas imprecisiones. Le tocaba a Chuli correr y vaciarse en la salida del balón rival, sabiendo que iba a tocarlo pocas veces. Eso sí, entre él y Dubarbier montaron una magnífica contra que pudo significar el segundo, pero Pozo falló cuando tenía toda la meta para él. Ahí se acabó el Almería en su parcela ofensiva y le quedaba más de medio partido de sufrimiento.

Con el paso al frente dado por el Girona, al onubense le tocaba vivir al filo de la navaja para aprovechar su velocidad ante tres centrales bastantes mal lentos que él. Aunque era Pozo el canalizador de juego, el que más lo buscó fue Ximo Navarro, con pases de campo a campo, pero fueron demasiado largos y Becerra tenía siempre ventaja en la carrera. Chuli también cayó a banda y sacó a los centrales de su sitio, recibiendo varias faltas de Lejeune, en un trabajo más de despiste que efectivo. Al final fue sustituido y le tocó sufrir desde la banda. Feliz en lo colectivo con el triunfo y en lo personal... ya entrará.

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