Pilar Cernuda
La mayor corrupción jamás conocida
la consulta del especialista
El Rey Emérito, Don Juan Carlos, no asistirá a sus compromisos veraniegos debido a una lesión de muñeca. Dicha enfermedad provoca dolor añadido en la columna cervical y lumbar. Esto se une a los diferentes problemas físicos que ha sufrido el monarca a lo largo de los años: prótesis de rodilla, cadera, fracturas de todos los colores. Según parece, una artrosis en la articulación cúbito carpiana es la responsable en el caso que nos ocupa.
Anatomía de la muñeca
La articulación de la muñeca la forman dos huesos principales, el radio y el cúbito. Ambos articulan con la primera hilera de pequeños huesecillos de la mano como son escafoides, semilunar y piramidal. Además, radio y cúbito se articulan entre ellos en la llamada articulación radiocubital distal. Dicha articulación es de suma importancia para los deportes de raqueta porque es sobre la que se articula la pronosupinación, es decir, el giro de la muñeca que provoca que la palma vaya hacia arriba o hacia abajo, actuando como una bisagra. Es una articulación no congruente y los tejidos blandos juegan un papel muy importante a la hora de estabilizarla. Se mueve sincrónicamente con la articulación que une radio y cúbito en el codo, la llamada proximal, por lo que cualquier alteración de una de ellas ya sea en la muñeca o en el codo, altera toda la función del antebrazo. El eje de movimiento pasa con la carga desde la cabeza del radio a la de cúbito a distal. En pronación y supinación extremas, es decir, palma de la mano hacia arriba o hacia abajo, el contacto entre ambos huesos puede ser de 2mm, lo cual es realmente poco, menos del 10% del total de la superficie. Cuando la muñeca está en posición, dicha superficie de contacto llega al 60%. Un contacto tan escaso entre los huesos en un movimiento brusco, debe estar reforzado por ligamentos, músculos y cápsula articular, de lo contrario, la articulación se luxaría.
El músculo extensor cubital del carpo o cubital posterior juega un papel clave, no sólo en los movimientos activos de la extensión y la desviación cubital de la muñeca sino también en la prestación de la estabilidad en el lado cubital de la muñeca. Su posición con respecto a las otras estructuras en la muñeca cambia con la pronación y supinación del antebrazo. Como tal, debe ser móvil pero estable. El tendón del extensor cubital del carpo se apoya en estructuras estabilizadoras específicas para mantenerlo en la posición correcta para realizar sus diferentes funciones. Estas estructuras se pueden lesionar en una variedad de diferentes actividades laborales y deportivas como el tenis, el golf y el rugby. El tendón del extensor cubital del carpo es también vulnerable a patologías tendinosas distintas de inestabilidad. Se encuentra por vía subcutánea y se palpa y se visualiza fácilmente, lo que permite el diagnóstico precoz y el tratamiento de sus lesiones específicas.
En el caso del Rey Emérito, la articulación que conecta el cúbito con su correspondiente hueso de la muñeca se ha podido deber al uso prolongado de las muletas, con objeto de descargar de peso la rodilla y la cadera.
Se suele realizar una radiografía para valorar el estado articular. En el caso que haya gran limitación, se suele inmovilizar con una férula e iniciar tratamiento con antiinflamatorios para pasar a la infiltración si las molestias no ceden.
Rizartrosis o artrosis del pulgar
La rizartrosis es una condición que afecta sobre todo a la mujer postmenopáusica, pero también puede afectar a hombres mayores. Es otra causa de dolor en la mano muñeca en personas de esta edad.
Entre las causas más frecuentes para producir artrosis a este nivel, las más frecuentes son la hipersolicitación de la mano y sobreuso articular, por ejemplo, trabajadores manuales.
El pulgar asume el 40% de la función de la mano. Dentro de la actividad de la mano funcional se pueden distinguir 4 formas de prensión: prensión de pinza o prensión fina; prensión amplia o basta; prensión de llave y la prensión de gancho.
Clínica
El dolor inicialmente se desarrolla en crisis y de forma lenta sobre todo en mujeres jóvenes y trabajadoras manuales. Suele aparecer cuando se mueve el pulgar sobre todo con movimientos rotatorios aunque también en los repetitivos y en la realización de cualquiera de los movimientos de prensión. Cuando la deformidad progresa, las crisis de dolor cada vez son más frecuentes y se van atrofiando los músculos de la palma de la mano, apareciendo movimientos compensatorios del pulgar para intentar no perder fuerza.
El paciente refiere dolor, rigidez, inflamación e incapacidad para realizar sus actividades de la vida diaria. Todo ello se verá agravado con los movimientos y hará que el dolor se pueda irradiar al antebrazo y codo. Otra manifestación es la sensación de debilidad para coger o sujetar objetos que puede llegar a que se caiga ante la disminución de la fuerza de prensión inherente a la lesión.
Tratamiento.
Supone un tratamiento sintomático de alivio del dolor pero no definitivo. Debemos comenzar por él hasta que la progresión del cuadro haga que el paciente se encuentre incapacitado. Se debe mantener mientras la sintomatología lo permita. Hay varios tipos de tratamiento:
Reposo y/o cambio de actividad. Es conveniente una reeducación de los hábitos posturales y de los patrones funcionales. Evitar posiciones forzadas
Infiltraciones locales con corticoides intraarticulares para disminuir la inflamación y mejorar el dolor. Otro tipo de infiltración local es con ácido hialurónico. Su función es fortalecer la matriz extracelular del cartílago asociando un efecto analgésico. Es un fármaco de acción lenta peor que puede modificar levemente el curso de la enfermedad.
Tratamiento rehabilitador y ejercicios de potenciación muscular adecuada.
Ortesis: su función principal es estabilizar la base del primer metacarpiano, tratando de evitar la progresión de la aducción del primer metacarpiano así como la subluxación de la base. Disminuyen el dolor y el paciente puede realizar la mayor parte de sus actividades de la vida diaria.
Cuando el tratamiento conservador falla, el cirujano y el paciente se deben plantear la opción de la cirugía. El dolor debe ser incapacitante; la función de la mano muy limitada y que afecte a la calidad de vida de la persona y a sus actividades de la vida diaria. La indicación en cuanto a la técnica va a depender de factores como la edad, el estado general del paciente, su actividad laboral y deformidades asociadas.
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