Deportes

Una solitaria medalla reabre el debate olímpicos en Portugal

  • A pesar de estar en línea con lo conseguido en otras olimpiadas, los portugueses se pregunta cómo pueden mejorar el rendimiento en estas citas.

La participación del equipo olímpico portugués en los Juegos de Londres se ha saldado con un sabor agridulce tras lograr una única medalla, lo que ha reabierto en el país el debate sobre cómo mejorar su rendimiento en estas citas. La alegría por la plata conseguida en remo de forma inesperada por Emanuel Silva y Tiago Pimenta, en la categoría de K2 1.000 metros, así como los nueve diplomas obtenidos en otras tantas disciplinas, contrasta con el balance que comentaristas, público general y algunos responsables políticos hacen de estos Juegos. Pese a las críticas, Portugal estuvo este año en línea con la media obtenida por el país en sus participaciones olímpicas.

En 23 ediciones Portugal ha conseguido de media exactamente el mismo número de medallas, una por cita, lo que le sitúa a la cola de Europa, sólo por encima de Chipre, Luxemburgo y Malta, cifras que para algunos no se corresponden con su potencial como país. El primero en abrir la caja de los truenos fue el presidente del Comité Olímpico luso, Vicente Moura, quien habló el viernes en tono irónico sobre la posibilidad de nacionalizar a deportistas extranjeros. "Si queremos diez u once medallas rápidamente tenemos que cambiar de modelo. Hay muchos atletas africanos que quieren venir a Europa y los metales aparecen", dijo en declaraciones a los periodistas. Vicente Moura, que ya anunció que no se presentará a la reelección, puso el dedo en la llaga al señalar que los resultados sólo mejorarán si se encuentran "nuevos caminos para poner a la población portuguesa a hacer deporte".

El país, de 10,5 millones de habitantes y que vive la considerada como mayor crisis económica de su historia reciente, cuenta con cerca de 400.000 atletas federados, aunque según Moura "ni la mitad de éstos practican deporte en realidad", lo que le sitúa "en la cola de Europa" en esta estadística. El presidente del Comité se lamento de la escasa práctica de deporte en colegios y escuelas, y alertó, asimismo, de que sin un "cambio de paradigma" en el "obsoleto" sistema luso, Portugal corre el riesgo de jugar un papel insignificante en las Olimpíadas de Río 2016.

Recientemente, los medios lusos recordaban que el Estado destinó quince millones de euros a la preparación y participación de sus deportistas en los JJOO de Londres, tres millones más que en Pekín 2008, donde obtuvo dos medallas y seis diplomas, y que en Atenas 2004, cuando lograron tres metales y diez diplomas. En el fondo de la cuestión se encuentra también el enorme protagonismo que juega el fútbol en Portugal, copando toda la atención tanto de público como de medios de comunicación.

Deportes mayoritarios en otros países de su entorno como el baloncesto apenas suscitan interés, lo que sumado a la ausencia de figuras de renombre internacional en tenis, automovilismo, balonmano o ciclismo, por citar sólo algunas, dificultan el aumento de participantes y aficionados. En contraste, el jefe de la misión portuguesa en Londres, Mario Santos, se mostró más optimista y calificó de "muy positivo" el resultado registrado por Portugal este año, dado, eso sí, "la que es su realidad y el nivel de practica deportiva en el país".

La participación portuguesa en estos JJOO también se vio salpicada por los casos de la windsurfista Carolina Borges, que abandonó a sólo horas de participar en competición denunciando falta de "apoyo financiero y moral", y del entrenador del equipo de remo Mark Emke, que aseguró no recibir el sueldo de la Federación lusa desde hace seis meses.

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