"Lo interesante es que el tesoro de 'La Mercedes' luzca en un gran museo"

Elena Llompart

11 de mayo 2012 - 01:00

-¿No es irónico que una vez España dominase el mundo?

-La historia da muchas vueltas y pasa por situaciones complejas. España tomó una posición ventajosa a finales del XV al incorporar una serie de territorios que eran ricos en algunos de los productos que entonces se cotizaban más: la plata mexicana y peruana o una serie de colorantes como la grana o el añil. Y esto, junto con el dominio de una serie de rutas en exclusiva, le dio un gran papel en el mundo.

-El Descubrimiento de América fue uno de los grandes acontecimientos. ¿Es el Galeón de Manila el otro hito que colmó las ansias del poder?

-Era una ruta fundamental pero el sistema Atlántico español fue el más importante, el que trajo la plata a Europa para difundirla. Pero esa segunda ruta era interesante porque, de pronto, otra parte de la plata circulaba en dirección a China por el Pacífico. España necesitaba mantener sus productos transpacíficos y Europa también: seda, especias, las cerámicas o los muebles lacados. La mundialización se completó en ambas direcciones. El Galeón también resulta interesante porque tiene el atractivo de lo exótico.

-Y ahora resulta que el mantón de Manila no es sevillano.

-Se hacían en China, la gran productora de seda. Salían caros y empezaron a imitarse por parte de los chinos que vivían en Filipinas, empezando a llamarse mantones de Manila, ya se hicieran en China o en Filipinas, porque el puerto de salida de esa prenda era el puerto de Manila. Al perder Manila, los centros de producción textil de Cataluña, empezaron a confeccionarlos y luego se harían en Andalucía.

-¿Qué lugar ocupó realmente Andalucía en el Galeón de Manila?

-Un lugar central. Desde Andalucía se hizo el Descubrimiento y a partir de ahí se incorporó América dentro de este circuito universal. Ya tenemos por primera vez eso que se ha llamado el conocimiento de las cuatro partes del mundo y el centro de esas cuatro partes del mundo era el eje Sevilla-Sanlúcar, que luego se trasladaría a Cádiz en el XVIII. La plata que ingresaba en Europa a través de Sevilla fue el elemento número uno de la primera mundialización y otorgó un papel al complejo andaluz de primer orden. Braudel dijo que en el XVI Sevilla era "el lugar donde latía el corazón del mundo".

-¿Cuánto duraba la ruta y cómo se descubrió?

-Se inventó a partir de la primera vuelta al mundo. Magallanes llegó a Filipinas y se dio cuenta de que se podía hacer una ruta en dirección a Filipinas, navegando hacia el Oeste y sin violar el Tratado de Tordesillas. Se descubrió en torno a 1565, cuando se encontró el viaje de regreso hacia México, lo que se llamaba el tornaviaje en términos de la época. Se tardaba unos tres meses y las rutas eran fáciles de seguir pero, por el contrario, volver fue difícil y costó cinco o seis intentos. Se empleaban hasta seis meses.

-¿Es cierto que el Galeón de Manila era también una nao?

-Sí. Primero era un barco y después una ruta que unía Filipinas con México y que se componía de la salida de muchos galeones a lo largo de 250 años. Y se llama el Galéon de Manila como simplificación.

-¿Cayeron muchos galeones en el camino?

-No tantos. Cada naufragio era una tragedia espantosa y horrible pero si uno los contabiliza, en ninguna de las rutas se hundieron tantos barcos como uno podía pensar. Estadísticamente sólo se hundían un 2 o 3% de los que navegaban. Es sorprendente pensar que a pesar de ser una ruta tan terrible no hubo tantos naufragios como uno puede pensar, aunque sí los suficientes como para atraer fenómenos como el de la compañía Odissey.

-¿Cree que el Gobierno gestionó bien ese asunto ?

-Había una laguna del Derecho Internacional pero finalmente se adscribió el tesoro al Gobierno español. También es verdad que la compañía, que quería un lucro estrictamente personal, es la que hizo el gran esfuerzo de rescatarlo. Y a lo mejor merecería -no lo sé- alguna compensación por el trabajo realizado. Pero lo hizo de forma irregular, sin encomendarse a nadie, sólo por afán de lucro y engaño, quedando desautorizada. Si este barco hubiera sido de particulares, el problema habría sido más complejo, pero era de la Armada Española y entonces tenía soberanía del Estado español y del heredero de la monarquía española, que es el Estado español. Eso ha permitido que el tesoro revierta a España.

-¿Dónde cree que debería exhibirse el tesoro del Odissey?

-Decir el Odissey es decir el nombre de una compañía, cuando en realidad el asunto que ha estado sobre la mesa es el de La Mercedes, que es el barco que se rescató. Es un tesoro muy goloso y todo el mundo quiere trocearlo, tener un pedazo en cada museo o institución. Ahí entran ya las políticas culturales que se quieran hacer.

-¿Es partidario de fragmentarlo?

-Yo creo que sería interesante crear un museo especial que reúna todo, porque si no uno pierde de vista el significado de la fragata. Desde el punto de vista del conocimiento es más interesante que esté todo junto y que haya un museo de sitio. Los grandes naufragios han quedado centrados en un sitio y han dado un gran valor a que todo está en el mismo lugar, como en el caso del gran navío sueco Elbassa.

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