Feria

¡¡Y tiene los cortijos 'pagaos'!!

  • Festejo mixto para esta segunda tarde del abono Pablo Hermoso cargó con un manso y reservón ejemplar de Terrón Intensa faena de Ponce a un toro con genio de Daniel Ruiz Mora, rotundo estoqueador, fragua triunfo de dosorejas al sexto

REPARTIÓ Ponce quince minutos de pundonor torero. Enseñó el toro las palas de los pitones y mucho genio. Un toro de aburrirse y tirar las tres cartitas porque no se necesita para la temporada. Ponce lo necesitó por convicción de torero y por ese pundonor de figura que nunca pasa por aspavientos ni risas al tendido. Dignidad torera para fraguar, en ese mando muletero, una de esas lidias que no parecen pero que son. Que dejan poso más veces al torero que al tendido. Pero si en algo estuvo importante esta plaza ayer fue en saber ver el mérito de la importante y determinante disposición de Ponce para devolverle en torero el cariño que siempre le ha cumplido esta plaza. Importante Ponce, sí. Importante también Almería sabiendo ver eso que ocurrió en el quinto de la tarde  con un tío que esta rico 'podrío, jugándose un pitonazo de un toro que tapó su escasez de todo por la cara.

 

A esas alturas de la tarde Ponce no buscaba ya orejas. Tenía una de su primero, por una faena suave pero supliendo la falta de emoción de un toro de buenas hechuras al que le corrió la mano con mucha templanza para abrochar en ovación cuando le ligaba una y otra vez las series, con más temperamento el torero que el toro, llevando siempre para adelante el muletazo. Bello, ese broche que le puso el valenciano, rodilla genuflexa para enganchar impensadamente largo el muletazo por bajo. Bello trazo y contundente eficacia para tirarse derecho como una bala hacia el morrillo y ajustarse una legítima oreja a su esportón.

 

Valiente estuvo David Mora frente a su primero. Valiente para embarcar con enjundia la embestida del toro a la verónica y un pasito más allá para disputarle a su oponente en pleno platillo de la plaza con el capote a la espalda pasándolo muy cerca. Francamente entregado Mora, el comienzo de faena tuvo continuidad en esa línea con las dos rodillas en tierra y templando un manojo grande e intenso de redondos, con el torillo bebiéndose la muleta.

 

Bajó la intensidad cuando el torero emprendió la tarea de ponerle la franela por el pitón izquierdo a un toro que salió siempre de la suerte con la cara por encima del estaquillador, mas entiendo por falta de facultades que por otra cosa. El caso es que la estocada en todo lo alto volvió a darle importancia al conjunto y Mora paseó la primera oreja de su particular tarde.

 

Después llegaron dos orejas más en el sexto. El argumento lo puso Mora acoplando el muletazo a esa ínfima velocidad de un toro que paseó los pitones muy cerquita del albero. Mora se agarró a ese rítmo necesario para enganchar el tranco rarito que llevaba el de Daniel Ruiz y le ganó, con tres  densas tandas por la izquierda toda la pelea que le quedaba al toro. Hasta las cintas entró por derecho ese estoque que derribó sin puntilla al toro que abrochaba la corrida.

 

Preludio de rejoneo puso hermoso de Mendoza con dos toros de Luis Terrón. Un primero noble y colaborador, aunque sin demasiadas alegrías y con el que el navarro se empleó sin agobios logrando que Berlín derrochara elegancia en tres pares de rehiletes. Fácil y templando con Donatelli Pablo había enganchado la faena al tendido. Más esos dos pinchazos previos al rejón dejaron todo en el saludo al respetable.

 

Poco más tarde, Hermoso entendería que ese pasaje del primero sería gloria bendita frente a un manso reservón que solo guardó embestidas para hacer presa. Hasta un tantarantán se llevó Disparate, intentando encelar la embestida  metiéndose en pleno costado del toro. Tampoco el remedio de Brindis, bello y espectacular caballo, aportó nada nuevo a la faena.

 

El navarrico, terminó descompuesto con los aceros . Una tarde sin toros para Pablo. Ya se sabe que sin toros no hay paraíso.

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