El encanto de una ciudad plagada de curiosas leyendas

La primera visita guiada de la programación de Feria congregó con éxito a cerca de setenta personas Reyes árabes, santos y marqueses fueron los protagonistas

La guía turística Carmen Hervás en una de las explicaciones de la visita a los cerca de setenta turistas.
La guía turística Carmen Hervás en una de las explicaciones de la visita a los cerca de setenta turistas.
María Milán

18 de agosto 2013 - 01:00

Cuenta la leyenda que a finales del siglo XI el rey Almutacin tenía a Galiana, su esclava favorita, encerrada en lo alto de una torre. La joven lloraba en la ventana, y un preso cristiano quedó prendado de su silueta, a la que dedicó canciones y poemas. Ambos se enamoraron y planearon escapar, pero al ser sorprendidos el prisionero murió y ella volvió desolada a la torre y falleció de pena. Por las noches se escuchan sus pasos y los llantos del rey musulmán. "Quien se atreva a venir de noche, podrá comprobar si esto es verdad o no", añadió en la explanada de la Alcazaba, ante la atenta mirada y sorpresa de todos los congregados, Carmen Hervás, la guía turística de la primera visita guiada de estos días de Feria, Almería te sorprende. Leyendas.

A las 10:00 horas, los cerca de 70 madrugadores curiosos y amantes de la historia se acercaron a la Plaza Vieja para comenzar esta ruta por el centro histórico de la capital, por el módico precio de dos euros y con una duración de hora y media. La calle de la Reina echó marcha atrás en el tiempo y durante unos minutos fue la muralla que separaba los barrios Arrabal y La Medina. La pequeña Rosa sube las cuestas del centro histórico agarrada a su mamá. Fue bien preparada con unas bonitas gafas de sol y el pelo recogido en dos coletitas, para combatir el calor, "queremos conocer la historia de Almería, por eso nos apuntamos toda la familia", refirió José Manuel, su padre. Una vez la guía relató la leyenda de la esclava Galiana, tomaron la calle Descanso, una calle popular de ese barrio donde los primeros pasos de Semana Santa aprovechaban para tomar un respiro.

La plaza Campoamor fue protagonista de dos de las leyendas que Carmen Hervás contó a las decenas de presentes. La primera, sobre los marqueses de Cabra, un matrimonio formado por el marqués de Cabra y María, una joven de familia adinerada que se casaron en contra de todo el mundo, se separaron al fracasar su matrimonio y el marqués murió. María trasladó a su familia a vivir a su casa, en esta plaza, y una noche esta se derrumbó, muriendo todos excepto la joven, que perdió la cabeza, regaló su fortuna y murió pobre. Y de amor va la cosa, porque la segunda leyenda está relacionada con San Valentín, un sacerdote que nada tiene que ver con el del día 14 de febrero pero que se dedicaba a casar a soldados, que estaba prohibido. Fue martirizado y enterrado con una copa de sangre, y en el centro de la plaza hay un mosaico dedicado a él y una serie de candados que las parejas colocan para sellar su amor, una moda impuesta por el escritor italiano Federico Moccia.

A esta plaza siguieron las visitas a la puerta del Convento de las Claras, el único retablo que sobrevivió a la Guerra Civil y la Catedral, donde la pared del Sol de Portocarrero, que los turistas pudieron conocer que realmente es el sol del Obispo Villarán, y la leyenda del Cristo de la Escucha, guardado según la leyenda tras la pared de una casa y que por las noches decía "Escucha, escucha". Leyendas llenas de encanto que merece la pena conocer, siendo o no de Almería.

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