Vámonos a hacer pascuas
Bio Amapola vende alimentos sanos para comer "con conciencia"
La ecotienda, que cumplirá diez años en octubre, tiene una amplia oferta de productos orgánicos sin aditivos ni conservantes · Los problemas de salud son una de las causas que 'empujan' al cliente a los herbolarios
"Somos lo que comemos". Es el leitmotiv de ecologistas, vegetarianos y veganos. Y poco a poco el de más gente que se suma a una alimentación y un estilo de vida sostenibles. El acto de coger cualquier producto de una balda en el supermercado es mucho más complejo en el caso de los amantes de la vida sana. "La comida puede ser un veneno o una fuente de salud". Entre las reglas básicas está la lectura pormenorizada de las etiquetas. Huir de las 'e-' (aditivos) y de sustancias como el aspartamo (edulcorante no calórico) o la soja (en su mayoría procedente de cultivos transgénicos, a menos que se especifique claramente que es de cultivo biológico) son solo algunas de las claves básicas para empezar a practicar una alimentación sana. De eso sabe mucho Ana Gázquez Martínez, propietaria de la segunda tienda de ecoalimentación y herboristería más antigua de la capital, Bio-Amapola (Calle Amapola, 11), que en octubre cumplirá diez años de vida.
En su establecimiento se pueden encontrar todo tipo de alimentos saludables de origen biológico: tofu, soja, trigo sarraceno, quinoa, mijo, tempe, seitán, algas, semillas de lino, pastas y arroces integrales, lenteja coral, frutas y verduras... Muchos son de la provincia, sobre todo los frescos, como los hortofrutícolas o los huevos, pero también hay vinos (Bodega Cortijo El Cura, Iniza) o aceite ecológico (Almazara de Lubrín). Entre todas sus referencias solo se puede encontrar un producto de origen animal, conservas de pescado procedentes de pesca sostenible. Y como no podía ser de otra manera, también están las tradicionales plantas naturales que caracterizan a cualquier herbolario desde hace siglos.
La diferencia de los productos de este tipo de tiendas y los 'tradicionales', esto es, los que se compran en cualquier gran superficie o cadena alimentaria, es la pureza de sus materias primas. "Los vegetarianos siempre lo resumimos con un ejemplo, el de los tres venenos blancos". Según Gázquez, harina, leche y azúcar, aparentemente fuentes de salud, pierden buena parte de sus propiedades con acciones como el refinado. Explica que en el proceso de industrialización "se incorporan hasta huesos de buey calcinados en el azúcar blanco, la harina pierde el salvado, el germen, para que quede más fina y la sal deja por el camino buena parte de los 95 minerales esenciales que contiene". Ella propone al cliente comprar "con conciencia" y fijándose en los componentes. Elegir aquellos sin conservantes o potenciadores del sabor. "La clave es buscar los alimentos menos manipulados. De esta forma la gente se conserva mejor y enferma menos".
Precisamente el tema de la salud es el que impulsa a buena parte de los clientes a una herboristería. Un gran porcentaje de los que se interesan por este tipo de alimentación son personas enfermas. "Los médicos recomiendan a sus pacientes que opten por este tipo de alimentación cuando sufren problemas oncológicos, fibromialgias o intolerancias a algunos alimentos". Lo mejor, dice Gázquez, es "prevenir" cuidando lo que se come para así evitar en la medida de lo posible la aparición de males.
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