La Cámara de Comercio de Almería continúa ‘remando’ desde que en diciembre de 2010, con Zapatero en la Moncloa, el Gobierno eliminó el pago obligatorio del recurso cameral permanente por parte de las empresas, lo que suponía la mayor parte del porcentaje de los ingresos totales cada año. Desde entonces, a la institución le ha tocado reinventarse para no morir, como ha pasado en otros lugares.

Con un plan de austeridad por bandera, la Cámara pasó de contar con 52 empleados a la actual docena. “En los primeros años tuvimos pérdidas”, ha reconocido esta mañana el presidente de la institución, Diego Martínez Cano, “y hemos vuelto a tener un resultado positivo el año pasado y también lo hemos obtenido en 2018”, ha dicho.

Martínez Cano ha puesto en valor el papel que desempeña la Cámara de Comercio como corporación de derecho público, por lo que las 42.000 empresas censadas en la provincia “tienen derecho a pedirle servicios”.

El máximo representante cameral ha anunciado que el presupuesto para este año es de 4.490.000 euros, prácticamente calcado al del ejercicio anterior. En él, los grandes ejes de actuación seguirán siendo la internacionalización, “el auténtico leit motiv de la Cámara”, ha recordado Martínez Cano, así como la formación y la innovación empresarial.

Desde 2011, la Cámara se ha convertido en una entidad especializada en la gestión de programas europeos con el objetivo de captar fondos para seguir dando servicio a las empresas, a la espera de que se resuelva normativamente cómo se han de financiar.