Esperanza de que los precios se animen con la llegada del frío al campo de Almería
Agricultura I Análisis de la campaña
El caluroso otoño aceleró los cultivos y mantuvo la producción en Europa hasta finales de diciembre
La bajada de temperaturas debe aliviar también la intensidad de las plagas
Claves para mitigar los efectos del frío en los organismos de control biológico
El frío ha entrado en Europa de golpe y porrazo. Y en el campo esperan que la bajada del mercurio se alargue unas cuantas semanas para que la rentabilidad de los productos crezca. Difícil de llegar a los buenos precios de la pasada campaña, también tras un inicio incierto, pero todavía quedan varios meses en el que las pizarras deben de aportar más beneficios al agricultor que hasta ahora.
El ciclo de otoño-invierno está cerca de finalizar en Almería, lo que dará paso al de invierno-primavera, con la siembra de sandías y melones. Todavía quedan algunas semanas de unos cultivos que han visto acelerado su ritmo por culpa del calor. Las altas temperatura en octubre, noviembre, diciembre e incluso las primeras semanas de enero, ha provocado que las plantas dieran mucho fruto antes de tiempo y que estén exhaustas para esta recta final, donde los precios se estiman que subirán con el frío.
“Estamos en el centro de la campaña, ahora termina el ciclo de pepinos o calabacinos, el de otoño-invierno. Se está terminando un poco antes. Estos ciclos se están acelerando su cambios porque los cultivos de octubre, noviembre y diciembre han ido muy rápido”, explicaba Andrés Góngora, secretario general de Coag-Almería a las puertas de su invernadero en San Isidro, donde podía ver cómo los registros del termómetro le marcaban que una de las noches de la pasada semana la temperatura había caído hasta rozar los cero grados: 1º. “El año ha sido muy caluroso y esto ha acelerado los cultivos. Ahora se están cambiado los cultivos de otoño-invierno por los de invierno-primavera, que en Almería son principalmente sandía y melón”.
Con estos condicionantes ambientales, la campaña agrícola no ha terminado de arrancar en cuanto a precios se refiere. Después de una campaña 2021-22 que terminó con satisfacción para el sector, ésta marcha con los márgenes mucho más ajustados, si no a pérdidas por culpa de la tremenda subida que han sufrido los insumos por la situación económica y geopolítica.
“El año finalizó mal, los tres primeros meses del otoño los precios fueron bajos para lo que se necesitaba en un año en el que los costes de producción han subido un 40%”, explicaba el coordinador almeriense, que sí empezó a ver algo de luz a partir de Navidad, sobre todo en cosechas como la suya, la del tomate. “Desde el comienzo del año, la cosa ha mejorado considerablemente, con precios que se han ido un poco para arriba, como es el tomate, que es el que peor estaba. Pero no alcanzan los precios que teníamos en el invierno del año pasado”.
Y eso que los pronósticos eran muy buenos, sobre todo cuando se recibió la noticia de que en Europa se iba a cortar bastantes semanas antes como consecuencia del alza del precio de la electricidad. Sin embargo, el frío no entraba en centroeuropa y finalmente pudieron tener los cultivos activos hasta casi finales de diciembre. “Está siendo un año difícil, raro en todos los sentidos. Los pronósticos decían que iba a ser un año muy bueno porque centroeuropa no iba a tener producción, pero no ha sido así. La demanda ha estado muy ralentizada, la compra de frutas y hortalizas ha sido baja, y Europa ha tenido producción prácticamente hasta el 15 de diciembre”, se lamentaba Góngora.
El tomate, el que más ha sufrido, va mejorando
Pese a que tras la Navidad mejoró la rentabilidad de la casi totalidad de los productos hortofrutícolas almerienses, lo números siguen lejos de lo que fueron la pasada campaña, con un precio que dejó muy satisfechos a los agricultores. Los múltiples factores que han condicionado este ciclo de otoño-invierno, sobre todo propiciados por el calor, han provocado que los precios no terminen de arrancar. Quizás los tomateros han sido los que más han notado este problema. El tomate comenzó la temporada con precios bajos, prácticamente a pérdidas ante el importante incremento de los costes de producción. Poco a poco, sobre todo después de la Navidad, ha mejorado la rentabilidad, pero los profesionales suspiran porque ven difícil que se alcancen los precios del final de la pasada campaña.
El problema con el que se van a encontrar muchos agricultores ahora que los precios tienden a subir es que la producción va a disminuir. Las plantas están exhaustas, el calor aceleró las cosechas y puede haber momentos en estas próximas semanas en las que falte fruto. “La producción en otoño ha sido muy alta, con picos de producción muy fuertes. El producto ha madurado muy rápido, ha crecido muy rápido y ha provocado que el volumen de producción fuera alto”, apunta Andrés Góngora, que presagia poca producción de aquí en adelante: “Lo que queda de enero y sobre todo febrero, va a ser de poco producto. Una planta da lo que da, pero no produce más porque la temperatura haya sido buena. Las plantas se han quedado muy vacías y sobre todo en febrero, va a haber un hueco de producción en pepinos, calabacinos y berenjenas. Quizás en tomate no tanto, porque se puede aguantar más”.
Aunque todavía hay tiempo para buscar una remontada de los precios que revalorice tomates, pimientos, pepinos, calabacinos y demás productos de la huerta almeriense de este ciclo otoño-invierno, parece difícil que éstos puedan acercarse a los de hace un año. Sin embargo, los agricultores no pierden la esperanza y saben que pasa en buena medida por esta bajada de las temperaturas y por un incremento de la demanda ahora que los principales competidores, las zonas de producción agrícola de centroeuropa, han cortado definitivamente su campaña.
Mucha virosis en calabacinos y tomates a causa del calor
Entre las muchas consecuencias que tiene el calor en la agricultura, una de ellas es la proliferación de plagas en el campo. Con el termómetro elevado como ha estado en verano, otoño y comienzo del invierno, los bichos campan a sus anchas, encuentran las condiciones perfectas para reproducirse y causar estragos en los cultivos. “Está siendo un año también difícil en cuanto a plagas, con mucha virosis en calabacinos y tomates. Sobre todo en calabacinos, está siendo un cultivo muy vulnerable. Han salido variedades resistentes, pero estamos teniendo muchos problemas”, indicaba Andrés Góngora. De hecho, tanto en el levante como en el poniente han sufrido esta campaña con las plagas. El nuevo trips parvispinus, el rugoso en los meses de septiembre y octubre, y principalmente el pulgón ha provocado daños (y los siguen provocando) en buena parte de las fincas almerienses, que esperan que el frío sea el mejor antídoto contra ellos. “Con la llegada del frío y a esta altura de la cosecha, las plagas empezarán a remitir a partir de ahora. Ahora puede haber problemas de enfermedades derivadas de éstas o de putrefacciones. Ha sido un año propicio para el desarrollo de bichos y eso le hace mucho daño al campo”, decía Góngora, consciente de que sólo queda seguir apostando por la investigación en lucha biológica: “ Tenemos mucho que investigar en este sentido en los cultivos hortícolas. Ha sido un año complicado para instalarla en los invernaderos, sobre todo en los cultivos tempranos, es el único camino que nos queda. El bicho de la lucha biológica, a determinada temperatura, se muere y por eso ha costado que se instalara en el comienzo de la campaña”.
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