Garrigues aboga por el liderazgo social y el consenso para afrontar el futuro

"Si habláramos menos de crisis y enfocáramos la vista a las oportunidades, ganaríamos". Antonio Garrigues Walker, presidente del bufete de abogados Garrigues, consejero de varias empresas, fundador del Capítulo Español de Transparencia Internacional (TI), presidente del Patronato de la Universidad Antonio de Nebrija y embajador honorario de la 'Marca España', entre otros, participó ayer en una de las conferencias enmarcadas en el 125 aniversario de la Cámara de Comercio de Almería. En ella desglosó la importancia la sociedad civil, la democracia y el progreso cultural para el futuro de un país.

Garrigues considera que la calidad de la sociedad civil organizada, correspondiente a fundaciones, organizaciones, mutuas, etc. es muy pobre en España. Una de las claves de que esto sea así es su dependencia de la financiación pública. El jurista hizo una comparación con lo que sucede en Estados Unidos (EEUU), donde está prohibido por ley que el Estado financie una fundación. "La convivencia implica solidaridad, un sentimiento natural. En Europa, no es que seamos insolidarios, pero no existe esa responsabilidad con el que tenemos cerca, no tenemos ese sentimiento". En el país norteamericano es la propia sociedad civil la que se implica; un ejemplo de que aquí no es así son las organizaciones no gubernamentales, "en verdad son muy gubernamentales ya que su financiación es pública y esto les resta independencia". Para Garrigues la ausencia de una sociedad civil organizada en España es muy grave.

La democracia no queda ajena del análisis del ponente. "La democracia es un sistema perfectible y en España dimos por hecho que no había que mejorarla, por lo que no está en aumento su eficacia". En este sentido, Garrigues señala los últimos movimientos protagonizados por los propios ciudadanos, como el del 15-M, que son un síntoma de insatisfacción, "de que el ciudadano no se contenta con ir a depositar su voto cada cuatro años". Otro indicador es el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de septiembre y hecho público ayer, que muestra que la clase política es la tercera preocupación de los españoles tras el paro y los problemas de índole política. "No puede ser que los partidos políticos renuncien a la democracia interna", asegura Garrigues, quien añade que los partidos políticos tienen que asumir las listas abiertas y ser transparentes, puesto que son los que representan la democracia. Aún así, el jurista tiene el convencimiento radical de que la mayoría en el estamento político es honesto pero la imagen que transmite no, para él la sociedad civil debe reclamarle el daño que está produciendo al sistema económico, "sin consenso limitamos la capacidad para salir de la crisis". Para Garrigues el diálogo es fundamental para vivir en un constante desacuerdo que existe por naturaleza.

"El progreso cultural es un tema decisivo para un país, puesto que enriquece". Respecto a este eje, el conferenciante destaca el déficit idiomático que tiene España y que conlleva un lastre en el pensamiento global y en la internacionalización, el mismo que tiene en formación, "las universidades tienen que cambiar, empezar a valorarse. Está comprobado que todo lo que se mide mejora y lo que no, no mejora". Para él, en España no se evalúa nada y esto es una clave para que la gente mejore en todo. "Todo eso forma parte del desarrollo, como las industrias culturales que muchas están subestimadas. No les dedicamos tiempo". En esta línea, Garrigues menciona el efecto del Museo Guggenheim en Bilbao, que ha dado un vuelco a la ciudad, o la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia. En cuanto a Almería, el presidente del bufete de abogados, indica que tiene que haber alguien que potencie ese progreso cultura.

En definitiva, para el jurista, el desarrollo económico esta estrechamente relacionado con los tres ejes en los que ayer basaba su ponencia; teniendo en cuenta aspectos negativos como la corrupción que, según él, es un mal absoluto y contra el que es necesario luchar, eso también marca la identidad cultural.

"La persona más defensora de la sociedad civil en este país", como le define el presidente de la Cámara de Comercio de Almería, Diego Martínez Cano, también hace referencia al futuro de las instituciones camerales, que se ven obligadas a 'salir al mercado' tras la eliminación de las cuotas camerales que pagan las empresas. "Liquidar el movimiento cameral me parecería una especie de locura". Para Garriuges, "las Cámaras no sólo seguirán existiendo, sino que serán mejores, tendrán que cambiar e innovar, lo que será mejor para la situación actual".