Genoma España invierte 4 millones para mejorar la calidad del melón

"El saber es la única propiedad que no puede perderse", decía el filósofo Bías de Priene. En esta misma lína de pensamiento trabaja Genoma España, la Fundación para el Desarrollo de la Investigación en Genómica y Proteómica de carácter estatal. La organización se ocupa actualmente de la elaboración de un estudio, 'Melonomics', que pretende desarrollar herramientas genómicas en cucurbitáceas, incluyendo la secuenciación del genoma del melón, para su posterior aplicación en la mejora de los cultivos.

El éxito de la investigación podría suponer un avance importante en el sector agrícola almeriense ya que, según datos de la Interprofesional de Frutas y Hortalizas (Hortyfruta), la provincia aportó 186.621 toneladas de las 300.000 producidas a nivel andaluz en 2008. Durante el mismo periodo, Andalucía produjo el 23% del total nacional de melón. Además, España es el quinto productor mundial de este fruto y el primer país exportador (un tercio de la producción anual se orienta al mercado extranjero).

La duración estimada del proyecto es de 3 años, y supone la mayor inversión que ha realizado la organización desde 2003. Su coste total asciende a 4.142.000 millones de euros y en él participan numerosas e importantes entidades, entre las que destacan la propia fundación Genoma España (1,8 millones); el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) dependiente de la Junta de Andalucía (200.000 euros); Syngenta Seeds (500.000 euros); y la almeriense Savia Biotech (100.000 euros).

Además de este estudio, Genoma España se encuentra inmersa en la elaboración de otro proyecto sobre el sector del olivar. La investigación, denominada 'Oleagen', inició el año pasado con la colaboración del Ifapa y la Corporación Tenológica de Andalucía (CTA). Cuenta con una inversión total de 3 millones de euros y versa sobre la generación de nuevas herramientas genómicas en olivo y su aplicación en el análisis de la calidad del fruto y del aceite, así como sus caracteres agronómicos.

El estudio, en el que trabajan 58 investigadores, se propone una serie de objetivos bastante ambiciosos. El primero consiste en la generación de un mapa genético para cruzar las variedades Picual y Arbequina, y el establecimiento de una colección nuclear en el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo (WOBG) basada en el análisis genético.

La segunda finalidad del estudio oleícola es la generación de herramientas genómicas en olivo y el desarrollo de una base de datos con recursos genómicos y agronómicos asociada a una plataforma informática.

Por último, la investigación 'Oleagen' pretende identificar genes de interés agronómico relacionados con la calidad del fruto y el aceite con la finalidad de aumentar tanto la calidad como la rentabilidad de la aceituna.

Desde la fundación afirman que el proyecto supone un esfuerzo sin precedentes en el campo de la genética funcional del olivo, y permitirá posicionar a la comunidad científica en una situación de liderazgo mundial.

El sector olivarero es uno de los puntales estratégicos de la agricultura española. Representa el segundo cultivo en extensión a nivel nacional y, tradicionalmente, ha sido un importante generador de empleo. Además, España es tanto el primer productor como exportador mundial de aceite de oliva y aceituna de mesa y ostenta el mayor número de publicaciones científico-tecnológicas sobre olivo en el mundo.

Desde su nacimiento en 2002, Genoma España ha concluido tres investigaciones sobre la genética de productos hortofrutícolas en los que se han invertido 10 millones de euros: el proyecto 'Grapegen', sobre la uva; el 'Pleurogene', que profundiza el ámbito de la acuicultura y, particularmente, dos especies de peces planos, lenguado y fletán; y el proyecto 'Esp-Sol' de genómica del tomate, en el que colaboró la Fundación Cajamar y el centro del Ifapa ubicado en La Mojonera.

Sin duda, la fundación Genoma España seguirá dando de qué hablar en el terreno científico, ya que sus avances en el campo de la investigación repercuten de manera notable en el rendimiento y en la calidad de la actividad agrícola.

Como se mencionaba anteriormente, "el saber es la única propiedad que no puede perderse".