Heladería y matadero, todo es uno
el personaje
De sus etapas anteriores Magaña guarda un número infinito de anécdotas. No en vano ha pasado veinticinco años en el mundo del helado. Algunos de los recuerdos más característicos que cuenta tienen que ver con Royne, como las comidas de negocios en las que estaba José María Ruiz-Mateos.
Su empresa actual, Los Filabres, "cubre casi todo el sector primario". Tiene una división láctea dedicada a la producción de leche de cabra y otra cárnica con matadero incluido que trabaja cabrito y cordero. Es un "mundo amplísimo" y hasta hace poco desconocido para Magaña. De su familia "solo mi suegro es ganadero", cuenta.
Sus ansias de superación constante y las ganas y la ambición de "llegar al máximo posible" en su carrera han hecho que rápidamente se haya puesto al día en un ámbito que poco tiene que ver con el heladero (solo les une la leche).
"Aquí cada día aprendes", explica el gerente de Los Filabres. "No tiene nada que ver con lo que he hecho antes". Ni en amplitud de servicios ni en lo que se refiere al modelo empresarial, en este caso una cooperativa. Además la ganadería, por ser "un sector muy específico" adolece de "falta de formación". En general el bagaje y los mecanismos de trabajo se aprenden sobre la marcha, realizando las tareas cotidianas bajo la supervisión de los más veteranos.
Pese a todo puede afirmarse que su gestión va viento en popa. Este año prevé aumentar un 15% las ventas. Para paliar la drástica caída comercial propiciada por la crisis ha tomado medidas efectivas y de forma rápida, "hemos abierto mercados".
Cataluña, Murcia o Alicante son zonas de venta "potenciales". Aunque ya trabajan allí, "copamos el 10% de los clientes más importantes de Cataluña en cabrito y cordero", pretende seguir ampliando la cuota de mercado. Su espíritu de superación se deja ver en el trabajo que desarrolla día a día.
Paseando por las instalaciones del matadero lubrinense Fernando detalla cada uno de los entresijos de la empresa. El funcionamiento de la maquinaria, la gama de productos, cifras de facturación y de producción... lo tiene casi todo en la cabeza.
Pasa muchas horas allí dentro. Su trabajo le resta mucho tiempo porque implica una gran responsabilidad. "Hay mucha gente que depende de mí". En Los Filabres hay 350 socios entre la división cárnica y la láctea.
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