El cultivo de la trufa queda en 'stand by' por la sequía
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La escasez de lluvias ha provocado un parón en algunos ensayos de trufa promovidos por la Junta desde 2010
El mejor rendimiento se ha obtenido en la finca velezana de Las Almohayas
>hay quien cree que es un mito, pero sí, la provincia de Almería tiene su producción de trufa negra que, aunque pequeña, cumple con creces las expectativas de los más sibaritas en esto de la alta cocina.
No es de extrañar que se desconozca su origen, algo lógico teniendo en cuenta el precio tan alto que tiene este manjar en el mercado y que ahora está de moda. Hay que evitar y espantar a los recolectores furtivos que quieren hacer su particular agosto vendiendo el preciado hongo en el mercado.
Para quien no lo sepa, la trufa no se cultiva. Para potenciar su aparición es necesario plantar variedades de especies autóctonas de sierra que son propensas para que afloren estos hongos de manera silvestre. Se generan en simbiosis con las raíces de encinas, robles y avellanos principalmente, aunque también vive asociada a las raíces de algunos pinos (halepensis y silvestris) y estepas o jaras (Cistus albidus), generalmente en tierras calizas. Una vez se sueltan las esporas o bien se plantan estas variedades con ellas inoculadas en sus raíces solo queda esperar. Unos años, al menos un lustro. Hay que tener mucha paciencia, pero de cuajar la espera merece la pena.
En Almería la introducción de la trufa lleva varios años, el problema es que las condiciones climatológicas de los últimos años, especialmente en el último lustro, han dado lugar a que se frene su cuaje pese a existir zonas donde los estudios técnicos del terreno permiten su cultivo.
"Se hizo una plantación, pero con estos años de sequía prácticamente se perdieron y las pocas que quedan tienen un calibre muy pequeño por la falta de agua. Yo también puse en una finca mía unas cincuenta plantas y esas no se han secado porque las regué", explica José Segura, alcalde del Bacares, municipio de la comarca del valle del Almanzora, donde se realizó en 2011 una introducción de trufa negra en fincas particulares y también en el monte público de Bacares, donde se plantaron encinas (Quercus rotundifolia) inoculadas, aunque aún no se ha encontrado trufas en las visitas de control realizadas.
Pese a las condiciones climatológicas especiales que vive la provincia en los últimos años, y que preocupan mucho en el sector agrario, Segura asegura que el terreno en Bacares "es idóneo para el cultivo de la trufa. Vinieron técnicos especializados de empresas especializadas en Sevilla y comprobaron que el terreno era apropiado, especialmente en las zonas de Las Mesas y El Layón, lugar este último que fue donde se puso la finca experimental con la Junta de Andalucía", recuerda el primer edil, sobre un proyecto que tenía como uno de sus fines que la futura trufa negra sirviera para potenciar el desarrollo local y además luchar contra el cambio climático. Ese es el objetivo que aún hoy persigue la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que sigue inmersa en esta iniciativa cuya meta es potenciar las poblaciones de dicho hongo a través de la repoblación con encinas micorrizadas. Esta iniciativa también se enmarca dentro del Plan de Conservación y Uso de Setas y Trufas (Plan CUSSTA), que tiene en marcha la Junta de Andalucía, cuyo propósito es la conservación, disfrute y uso sostenible de este recurso.
Por otro lado, en la finca de Las Almohayas, del monte público de la Junta de Andalucía en el término municipal de Vélez Blanco, también se realizó una plantación. Concretamente en el margen derecho del carril que va a la casa forestal, que tiene una superficie aproximada de 0,53 hectáreas. En este caso de jarillas (Helianthemum almeriense) inoculada o micorrizada con trufa o patata del desierto, creilla o turma (Terfezia claveryi) en febrero de 2003. La principal fuente de información de este tipo de cultivo procede de la Universidad de Murcia, que ha realizado estudios en zonas de Lorca y Mula, donde aparece de forma natural y sobre plantaciones realizadas entre mayo de 1999 y enero de 2003.
También se realizó otra plantación en dos hectáreas de monte público de la Junta de Andalucía en el término municipal de Chirivel. El terreno no necesitaba mucha preparación porque ya estaba labrado en profundidad, se instaló riego por goteo y se realizó la plantación a final del 2005 con planta del vivero de Rodalquilar.
Según informan desde la Delegación Territorial de Medio Ambiente de Almería, tanto en Las Almohayas como en la plantación de Chirivel se ha comprobado el desarrollo incipiente de algunos ejemplares de trufa y, con Bacares, aún continúa la fase experimental de esta iniciativa que surgió para investigar el potencial de esta trufa como alternativa agroforestal en zonas áridas y poder utilizar para restauración de ecosistemas plantas autóctonas, ya que la micorrización aumenta el éxito del transplante. Las experiencias tratan de dilucidar la posibilidad de obtener este hongo de forma semiartificial mediante repoblación de plantas micorrizadas y averiguar cual es el marco de plantación idóneo para favorecer la producción de trufa o comprobar la rentabilidad de regar las plantas, aseguran desde la Junta.
"La actividad trufera es propia de los bosques más maduros que hay en nuestra provincia, y no son muchos, y también de zonas lluviosas, si bien es cierto que en la provincia de Almería se iniciaron una serie de experiencias piloto en Filabres y Sierra de María que con distintos resultados se intenta trabajar para que esta actividad pueda ser un complemento económico de cara al futuro", explica el delegado de Medio Ambiente, Antonio Martínez, quien reconoce que actualmente "los mejores resultados se están dando en la zona de Los Vélez, no así en Bacares, a causa de la sequía de los últimos años. Los motivos por los que no han proliferado estos hongos tanto como se esperaba es precisamente la juventud de nuestros bosques y el tema del agua, pero sí que se ha comprobado que es un terreno propicio para ello".
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