La empresa Xilacurve comercializa ya su casa ecológica con forma de iglú

La empresa de carpintería, ebanistería, estructuras de madera y bioconstrucción modular Xilacurve (www.xilacurve.com), fundada por Juan José Campos y Javier Cejudo, con sede en el Parque Científico-Tecnológico de Almería (PITA), presentó ayer en pleno corazón del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, el Xiglú que ya se comercializa. Se trata de una construcción modular, patentada por la empresa y fabricada en sus instalaciones de Serón, que es ecológica, autoconstruible, transformable, personalizable y transportable.

El Xiglú es un sistema constructivo en kit muy versátil y adaptable que el propio usuario puede montarse cuando quiera, desmontar o ampliar. "Es una propuesta única en el mundo desde Almería con un triple balance: económico, ecológico y social", explica Cejudo, quien apunta que el Xiglú es una casa que cumple con el código técnico de la edificación existente en España y que ha sido desarrollado con el estudio de arquitectura Satt como socios. Consume muy poca energía y garantiza el aislamiento. "Sólo hay que elegir la orientación adecuada al tipo de clima, un sistema de climatización apropiado y la cubierta adecuada".

La innovación de Xilacurve en sus estructuras de madera parte de dos necesidades para la edificación: la sostenibilidad y la flexibilidad. "La flexibilidad entendida para el usuario que diseña y adapta la edificación a sus necesidades. Es decir, que el usuario está en el centro del proceso", dice Cejudo. En el diseño del Xiglú se ha analizado su impacto con una visión amplia y compleja: relación con el entorno, diseño bioclimático, gestión del agua, materiales de bioconstrucción y gestión de la energía. Cejudo defiende el uso de la madera porque "es el material de construcción más sostenible". La madera es un material natural, renovable y recuperable al final de su ciclo de vida. No sólo es el único elemento constructivo que no emite CO2 durante su elaboración sino que además produce una reducción de éste. También explica que la forma de domo o iglú ofrece muchos beneficios, como por ejemplo que permite encerrar el máximo espacio con la mínima superficie, consiguiendo una reducción en gastos de material y energía. También destaca que el volumen de aire dentro del domo es menor que en un habitáculo con forma cúbica, por lo que es menor el coste para mantenerlo tibio en invierno y fresco en verano. Además, ninguna estructura cubierta es tan estable frente a vientos, tormentas, sismos y nieve.