La imagen del tomate almeriense rueda por el suelo en la blogosfera

¿Qué se está haciendo mal? El año pasado el periodista francés Pierre Daum publicaba un reportaje en Le Monde titulado 'El bueno, el malo y el insípido'. Su antetítulo rezaba 'El alto precio de los tomates baratos europeos'. Era solo la punta del iceberg. A lo largo del texto tachaba a los tomates almerienses de ser "duros, harinosos e insípidos". En España, este mismo mes, el presidente de Madrid Fusión y autor del blog Gastronotas de Capel, José Carlos Capel, trataba de encontrar una respuesta a la pregunta que daba nombre a su post '¿Por qué son tan malos los tomates?'.

Esta semana le ha tocado el turno de palabra al blogger Mikel López Iturriaga. En su bitácora, El Comidista, publicada, como la de Capel, en la web del diario El País, manifestaba que le "hierve la sangre" al ver "tomates idénticos, perfectos y rojos como si los hubiera pintado Disney". Sobre "esos entes" cultivados en invernaderos de Almería y Holanda añadía: "No huelen a nada, no saben a nada y su interior es lo más parecido a un corcho húmedo que ha inventado el hombre". Los hortícolas son, a su juicio, "producto de las manipulaciones genéticas y de la forma de cultivarlos: la naturaleza es incapaz de parir algo tan desabrido".

¿Son realmente tan malos los tomates de invernadero? ¿Qué imagen tiene la agricultura almeriense a nivel nacional e internacional? Para el crítico gastronómico almeriense y profesor de la Universidad de Almería Antonio Zapata, esas afirmaciones son sesgadas. Generalizan apuntando contra la entera gama de las solanáceas cuando "en Almería hay muchísimos tomates: buenos, muy buenos y malos".

Zapata sitúa al Raf en el olimpo de los tomates y coloca en último puesto a la variedad Daniela. "Todos sabemos lo que es. Bonito de aspecto para vender en los supermercados de Europa donde no saben a qué sabe un tomate". Tal vez a eso se refiere López Iturriaga con sus 'tomates Disney'.

El almeriense matiza: "Cualquier tomate cultivado con cariño sale bien". Opina que es un mito la creencia de que los hortícolas son mejores si están al aire libre. "Los invernaderos pueden dar muy buenos productos, tanto o más que en la tierra". Basta con utilizar una buena materia prima y saber dosificar los insumos, amén de utilizar mecanismos respetuosos con el medio ambiente y los propios cultivos.

Pero no todo son alabanzas para la agricultura invernada. El almeriense denuncia la existencia de producciones que se venden con el nombre de Raf y no son sino híbridos de escasa calidad que imitan pobremente a los originales. "Es una auténtica vergüenza. Esta misma mañana (miércoles) he visto supuestos Raf a precios muy altos en una tienda cuando todos sabemos que la producción es de invierno. Ahora no hay".

El propio sector es el que tiene la obligación de "frenar" las ventas de estos pseudo-Raf. De lo contrario: "Vamos a matar a la gallina de los huevos de oro".

Lo de la mala imagen que se le está dando al 'pata negra' no es algo nuevo. El crítico almeriense recuerda que hace ya cinco años José Carlos Capel y Jualia Pérez publicaron un libro, Fashion Food. Diccionario gastronómico del s. XXI, donde ya se anunciaba que el "Raf estaba desprestigiándose".

No se trata de cualquier publicación. Este "manual de tendencias, modas culinarias y pasiones efímeras" como lo definieron los autores, está prologado por está prologado por el gurú de los fogones Ferrán Adriá y el diseñador gráfico Jordi Labanda.

Además recibió el Premio a la mejor publicación 2006 que concede la Academia Española de Gastronomía y el Prix Littérarie Gastronomique 2006, otorgado por la Academia Internacional de Gastronomía, un organismo integrado por 28 países.