Las plagas 'se comen' los invernaderos de Almería: faltan 'armas' contra los bichos en los cultivos
Agricultura
El control biológico es una de las herramientas fundamentales para la lucha contra plagas emergentes como el Thrips parvispinus o los Scirtothrips, que están generando incertidumbre entre los agricultores almerienses
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Las plagas son el enemigo más potente para los agricultores y el campo de Almería, donde las altas temperaturas de esta primavera han llevado a la aparición de poblaciones que están afectando de manera considerable a los cultivos bajo plástico, el pilar más importante de la agricultura en la provincia.
El control biológico es una de las herramientas más eficaces contra los 'bichos'. Y es que hace ya más de 20 años que en Almería comenzó a utilizarse la Lucha Integrada para reducir plagas, suprimirlas o mitigar sus daños. Eso sí, en la última década, el aumento de superficie “no ha sido el esperado”, según Juan Tomás Cano, presidente de Hortyfruta, quien reseñó que el incremento de superficie que usa esta herramienta ha sido tan sólo del 7% desde la campaña 2014-2015. En total, la provincia contó con 28.467 hectáreas de control biológico la pasada campaña, frente a las 26.595 de hace diez años. “Seguimos creciendo en control biológico pero es un dato preocupante porque el incremento en esta última década no ha sido el que debería”, apuntó el presidente.
Pese a los malos datos, la provincia de Almería es puntera en este tipo de soluciones sostenibles. “El campo almeriense cuenta con el 80% de su superficie en control biológico, porcentaje que se eleva al 100% en el caso del pimiento, a lo que hay que sumar un 9% ya en ecológico, hasta rozar las 5.000 hectáreas”. Así lo destacó el consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Ramón Fernández Pacheco hace menos de un mes.
Aunque hay cultivos que lo han erradicado. Dos productos que llaman especialmente la atención son el melón y la judía. El primero de ellos, el control biológico se ha visto reducido en un 62%, mientras que la judía prácticamente ha desaparecido de los campos almerienses.
Además, esta práctica promueve un equilibrio ecológico reduciendo la dependencia de pesticidas químicos, que es una de las medidas recurrentes de los agricultores en situaciones de temor e incertidumbre.
Según los datos de la Delegación de Agricultura de la provincia de Almería, la presencia de residuos en productos hortofrutícolas era del 23% en la campaña de 2024-2005, y disminuyó a niveles del 3,75% en 2007-2008 con la aparición de enemigos naturales para combatir plagas en invernaderos tras la crisis del pimiento que azotó esa campaña a la agricultura almeriense. A partir de ahí, se llegó a una estabilización de en torno al 0,6%, es decir, a unos niveles de presencia prácticamente inexistentes.
La ausencia de residuos, supone la producción de alimentos más seguros para la alimentación humana, y favorece la exportación a países con restricciones sobre residuos de pesticidas como Alemania y Reino Unido, facilitando el cumplimiento de las normativas de calidad de las cadenas de supermercados. Es decir, la lucha biológica es uno de las causantes de que Almería sea la provincia más exportadora de productos hortofrutícolas y se la conozca como “la despensa de Europa”.
El control biológico llegó a Almería tras la aparición de residuos procedentes de fitosanitarios ilegales (isofenfos metilo) en varias partidas de pimiento en 2006, un acontecimiento que derivó en la 'crisis del pimiento'. Este momento, que puso en jaque a uno de los pilares de la economía de este territorio, supuso el punto de inflexión hacia el cambio de filosofía del agricultor, que comenzó a apostar por estas medidas como alternativa a la química empezando por ese cultivo, extendiendo la metodología a otros productos como tomate, berenjena, pepino, calabacín, judía, melón y sandía.
Ahora, la situación vuelve a ser complicada, ya que la aparición de nuevas plagas de thrips ha puesto nerviosos a los agricultores almerienses, quienes han vuelto a recurrir al control químico. “No podemos olvidarnos de que el control biológico ha salvado al cultivo de pimiento en Almería, concluyó el director de Koppert, empresa de control biológico.
Las empresas, garantizan que ya existen más de 20 herramientas disponibles en el mercado para luchar contra las plagas emergentes, fruto de una anticipación por parte del sector. Eso sí, para que sean efectivas, es imprescindible aplicarlas de principio a fin del ciclo de cultivo y de manera complementaria con otras prácticas como el uso de cerramientos, trampas de feromonas, y la eliminación de restos vegetales y órganos dañados. Además, la detección temprana de la plaga, y la suelta precoz de enemigos naturales es fundamental para el control y para evitar pérdidas en la producción.
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