El sueldo bajo, la única paridad en el sector agrícola: "Nos gustaría llegar a la igualdad pero se ve complicado"
Feminismo
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El clamor feminista que recorrió el centro de las ciudades la pasada semana coincidiendo con la conmemoración del 25N, Día Internacional contra la Violencia de Género, sigue teniendo un eco en el sector primario de la provincia, que hace un llamamiento para que se respete la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, principio básico de una sociedad que busca avanzar en todos sus estratos.
Un clamor que bien resume Dori Luque, presidenta de CERES, que trabaja por representar el papel de la mujer productora. “A la agricultura se dedican el 31% de las mujeres en lo ecológico y en el 29% el comercial”, explica, al otro lado de la vía telefónica que conecta la redacción capitalina de Diario de Almería con la explotación que posee.
Luque hace balance de la travesía de los últimos años y clama con gesto optimista. “Se va revirtiendo porque los jóvenes se incorporan con todas las de la ley”, defiende. Las buenas condiciones son claves para que cada vez más mujeres se sumen a la tarea de producir las frutas y hortalizas que alimentarán a todo un continente y que aportan producto de calidad con sello almeriense. Su historia es la de quién empieza, con mucha ilusión y sacrificio, desde joven en las labores del campo y va ganando enteros con el paso de los años, primero con sus padres y hermanos y ahora en una titularidad compartida con su esposo.
“Llevo desde que salí en el colegio con catorce años, empecé a trabajar con la familia en el invernadero”, señala. Ha habido, como es lógico, nuevos retos. “Todo ha cambiado porque vamos progresando pero lo único que se mantiene son los precios, otros imponen lo que vale nuestro trabajo”, cuenta con un tono amargo que inunda la línea. Es su queja y su temor, el miedo a que todo vaya a peor y que inunda, en una pesadumbre que es compartida, todo el sector primario de la provincia. “Los gastos se quintuplican porque suben las materias primas pero lo vendes como hace quince años”, denuncia.
Es, el de los precios, otra ralentización para lograr la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en un sector primario que sufre importantes envites en los últimos años, con unos precios que, según denuncian, no se han adaptado a las nuevas realidades. Luque tiene una frase que dice con sorna cuando se mezcla la brecha entre ambos géneros y la angustia económica del campo. La expresa en la conversación en un tono agridulce que tira de humor para hacer ver su reivindicación. “El sueldo es paritario, en la cooperativa nos pagan lo mismo”, explica.
Parece que es la única paridad que se puede encontrar en el campo de la provincia, según los datos que va aportando Luque a lo largo de una entrevista que se va tornando, irremediablemente, amarga por las cifras. “A las mujeres les cuesta más llegar a las ayudas”, reseña en un punto de la entrevista. Para respaldar sus argumentos, tiene números que le avalan. “En la PAC solo el 38% son mujeres”, denuncia sobre la Política Agraria Común.
El papel de la mujer, aunque minusvalorado por la falta de presencia femenina que se registra, es clave para la supervivencia en el presente y en el futuro de un campo que se ahoga por la falta de agua. “En el mundo rural debe haber igualdad, se llenan la boca y si no hubiera mujeres no existiría”, señala. Se refiere en este punto a las diferentes admnistraciones políticas, de variado color según el alcance que tenga la institución. Hay una frase que es sentenciadora. “No se hace lo que se debería hacer”, asegura Dori sobre las medidas que no se están llevando a cabo por parte de los diferentes gobiernos. “Tienen que darnos valor”, resume sobre las peticiones que se realizan a quiénes tienen poder.
Al igual que otros productores, que han expresado sus temores en las páginas de este mismo suplemento durante diferentes reportajes, hay miedo a que cada vez más productores puedan vender sus cultivos y dejar un sector que es clave para la economía almeriense. “Hay gente que quiere irse pero tenemos que seguir peleando, yo quiero seguir viviendo de esto”, afirma. Un empuje en el que las mujeres deben tener, según su visión, un papel predominante, con una igualdad que cuesta ver y sobre la que no hay grandes visos de mejora en los próximos meses. “Nos gustaría llegar a la igualdad pero se ve complicado”, explica, con un poso de rabia y cabreo, quién busca hacer del agro un mundo con cabida para el feminismo.
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