¿Qué significa exportar más?
ACABADO el año, los datos del sector económico más importante de la provincia fluyen por doquier y todos quieren ser los primeros en hablar de su buena gestión, e inician una batalla para justificar su existencia y su gran labor al frente del agro almeriense. Sí, sé que también a nosotros se nos puede incluir en esta batalla, pero quiero llamarles la atención sobre un tema, de todos los agentes del sector somos los únicos que estamos lanzando propuestas claras para solucionar la situación del productor y de su familia, y por ende, de toda la sociedad almeriense que vive directa o indirectamente de la agricultura. Una de las cuestiones más llamativas es comprobar cómo algunas voces, incluidos los poderes políticos, intentan apuntarse el éxito del aumento durante 2011 de las exportaciones hortofrutícolas de Almería y el previsible incremento para el año que acaba de empezar, pero ¿alguien se pregunta si el agricultor también lo considera un éxito? Esa es la esencia de una reflexión que intentaré resolver de una forma sencilla y compresible para todos.
Lo primero que hay que explicar para entender este "éxito" es que el aumento de la exportación viene condicionado por la crecida de la producción, que a la vez es debida fundamentalmente a dos cosas: por un lado las altas temperaturas y por otro lado el esfuerzo del agricultor por aumentar su capacidad individual productiva para intentar frenar la pérdida de renta de su explotación. Esa mayor producción, en torno al 12% respecto a 2010, está saliendo al mercado, que la acoge de buen grado, pero en la mayoría de las ocasiones no existe precio de salida y cuando existe, es muy inferior al coste de producción por lo que se produce un efecto negativo para la economía del agricultor, que hemos visto cómo ha reducido su rentabilidad casi un 35%, situándose muy por debajo del mínimo necesario para mantener una explotación hortofrutícola en la provincia.
Muchos piensan que la agricultura de Almería aún tiene margen y que nos quejamos por vicio, pero cuando analizamos la diferencia entre ingresos y gastos, (rentabilidad) y vemos cómo durante 2011 más del 50% de las explotaciones hortofrutícolas han obtenido unos resultados negativos, se nos entristece el corazón y aún más si cabe, cuando algunos quieren hacer del sudor y el sufrimiento del agricultor su "amuleto" para justificar su presencia en este sector. Esta situación se produce porque el sistema agrario almeriense es muy frágil y no está basado en asegurar un precio digno al productor sino que se basa en ser fieles "servidores" de pedidos a las plataformas de distribución, que son las que marcan sus precios sin tener en cuenta una mínima garantía de reciprocidad social hacia el agricultor y su familia. Difícil de justificar ¿verdad? Pues bien, desde el inicio de la humanidad el hombre ha justificado las situaciones difíciles creando miedo e inventando enemigos inexistentes, con el único fin de mantener su estatus social y/o económico ¿no es esto lo que hacen los intermediarios de la cadena agroalimentaria? Llegado este momento ¿podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que si aumentan las exportaciones hortícolas gana más el productor? Permítanme ustedes, queridos lectores, que disienta. Si se tiene en cuenta que al incremento del volumen exportado se le acompaña una pérdida de valor de esas mismas exportaciones la respuesta es clara: no.
La imagen de un almacén, alhóndiga o no, lleno de mercancía provoca pánico al sector comercializador que llama urgentemente a sus salvadores, intermediarios y amigos, para que les limpien las cámaras porque mañana entra más mercancía y se les vuelve a llenar el almacén, momento aprovechado por el intermediario para bajar precio o incluso ni darlo a sabiendas de tener asegurada la mercancía. A ese proceso se le llama comercio en Almería. Sabiendo esto no comprendo cómo salen personajes que se muestran orgullosos del aumento de envíos, aunque ocasionen pérdidas, y se los apuntan como un logro suyo cuando lo que deberían hacer es hacer autocrítica.
Desde Asaja lo estamos anunciando, la economía del agricultor está mal y si todos quieren asegurar su futuro deberían promover un cambio en el sistema de formación de precios en el comercio hortofrutícola almeriense, para que todos sigan ganando y dejen que también gane algo el agricultor.
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