El Alcalde Inocente se hace con el poder en Vélez Rubio

El encargado de encarnar al personaje fue Francisco Javier Pérez

El Alcalde Inocente se hace con el poder en Vélez Rubio. / Lázaro Martínez.
Lazaro Martínez

28 de diciembre 2019 - 17:19

Las altas temperaturas inusuales de estos días, y sábado, mercado semanal, han permitido que multitud de velezanos y foráneos se echen a la calle para cumplir con una de las tradiciones más arraigadas de la provincia de Almería, el día de los inocentes. Como viene haciéndose desde la reconquista, con motivo de esta festividad, se cambia el poder civil en Vélez Rubio. Durante toda la jornada un grupo de vecinos “asaltan” el poder, desposeyendo de sus cargos tanto al alcalde, Miguel Martínez-Carlón, como a D. Javier, cura del pueblo.

Los nuevos dirigentes encabezados por el “alcalde inocente”, Francisco Javier Pérez, el Madriles, ataviado con chistera y capa negra y el bastón que le confiere la autoridad durante este día. En todo momento, ha estado acompañado por la primera dama, Magdalena Puche y el señor “cura”, Antonio García, que ha ido “bendiciendo y dando fe” de todo cuando ha acontecido. Las máximas autoridades han estado en todo momento protegidas por un curioso cuerpo de guindillas bufonescas, por los trajes coloridos que visten, encargadas además de cobrar las multas, para ello, Fernando Suarez, se ha encargado de custodiar el cuerno en el que se han ido depositando “los donativos”.

La ronda, ha comenzado a media mañana visitando las principales calles de la villa velezana, acompañados por la agrupación musical “Maestro Rojas” imponiendo sanciones a los establecimientos y a los viandantes. La primera parada ha sido en los puestos ambulantes del mercado donde han estado inspeccionando los diferentes artículos expuestos a la venta, para pasar a recorrer los establecimientos del pueblo, a unos se les ha sancionado por tener abierto a otros le pedían cualquier licencia municipal para poder sancionarlos. Sea como fuere, la única solución es pagar, al momento, la sanción bajo pena de “cárcel”. Una vez recaudado el impuesto, los inocentes responden con un sonoro “¡Viva el niño Dios!” después de cantar un villancico. Solo, uno de los establecimientos visitados, ha sido indultado por el edil inocente en señal de buena voluntad y benevolencia por sufrir recientemente un pequeño hurto.

Y así, ha pasado la mañana, entre multas y algún trago de anís y mantecados. A las unas del mediodía, llegaba la comitiva hasta una abarrotada plaza de la Encarnación que esperaba la lectura del peculiar pregón que da el nuevo “edil”. Pero antes, hay que cumplir con la tradición, y desde el balcón del ayuntamiento de Vélez Rubio, Miguel Martínez-Carlón ha hecho entrega del bastón de mando al alcalde inocente, bastón que ha rechazado “porque él tiene el suyo”.

Tras saludar, “el Madriles” ha comenzado a lanzar mandobles a diestro y siniestro sin dejar títere con cabeza. Ha comenzado su pregón burlesco criticando la política nacional y la repetición de elecciones, para que después de tanto, “terminar siendo elegido presidente se su comunidad”, sin olvidarse del tema catalán, el brexit o Gibraltar. Para pasar, a continuación, a analizar temas locales como las fiestas de agosto, con la “chungara”, o el estreno del novillero local que llenó el coso velezano. En su recorrido ha recordado la efemérides de la Iglesia de la Encarnación, con la multitud de actos, con cuadrillas, toros hinchables y la recreación histórica, una “celebración para iglesia más importante de la cristiandad” exclamaba Francisco Javier. Así mismo, ha explicado la restauración del retablo del Señor de la Caja o que el cura después de muchos años ha

vuelto a celebrar la misa del gallo a su hora, y en nuevo vídeo promocional de semana santa en el que no se ponen de acurdo porque unas hermandades salen más que otras. Finalmente, ha reclamado un artilugio para contar bañistas en la piscina además de agradecer la gran labor que realizan las asociaciones en el municipio.

Tras el pregón, todos a la cárcel, empezando por Miguel Martínez-Carlón, los guindillas han ido deteniendo a cuantos viandantes llenaban la plaza hasta dejarla vacía. En esta peculiar prisión, en la que hay que pagar para entrar, los presos han podido degustar productos típicos velezanos.

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