'Atchúusss!!!' con un reparto de lujo llena el Auditorio de humor

Los hermanos Malena y Ernesto Alterio, así como Fernando Tejero, han nacido para la comedia. El viernes lo demostraron una vez más en la obra Atchúusss!!!, una representación en la que están acompañados por Adriana Ozores y Enric Benavent, también magníficos actores, que llenaron de humor el Auditorio Maestro Padilla.

Cinco caras muy reconocibles, especialmente los hermanos Alterio, Tejero y Ozores, por sus apariciones en películas y series de televisión de máxima audiencia, que se sumergen en el mundo del escritor Antón Chéjov, con una serie de textos cómicos, escritos en su juventud bajo el seudónimo de Antosha Chejonte, los cuales se publicaron en revistas y periódicos, y ahora suben al escenario para divertir al público.

Un acomodador, Enric Benavent, acompañado al piano por Ernesto Alterio, es el hilo conductor que da entrada a cada uno de los cuentos, donde los actores representan de manera divertida diferentes situaciones de la vida y en la que los protagonistas son figuras secundarias de otras obras literarias. Dos horas y media en las que las risas van creciendo de manera intencionada, así como las situaciones disparatadas, viviéndose momentos antológicos.

Cabe destacar, entre otros, el regateo del sueldo de dos meses de la señora de la casa, Adriana Ozores con las institutriz Malena Alterio, donde los 80 reales se convierten después de la discusión en 10, al más puro estilo de los Hermanos Marx; o cuando un ganadero, Ernesto Alterio, va a cobrar a una viuda, Adriana Ozores, una deuda de su difunto esposo, acabando la discusión en amor, con el criado, Fernando Tejero, como temeroso testigo.

Son farsas breves y sainetes con acentos vodevilescos, pero también argumento para desnudar situaciones injustas: sumisión, hipocrondria, desigualdad de clases… y frases para reflexionar: "reaccione ante un trato injusto y cruel", se dice en un momento de la obra.

En palabras de Carles Alfaro, director de la obra, "muchísimos hombres, mujeres, niños y hasta animales, cada uno de ellos con sus mezquindades y sus heroísmos, sus cobardías, sus avaricias, sus ansiedades, sus hastíos, sus enfermedades, sus ilusiones, sus ridiculeces, sus pequeñas osadías y sus grandes arrepentimientos. Y no en bloque, sino de uno en uno, como sin duda se merecían; es decir, nos merecemos". La obra tiene un mensaje final feliz: "somos lo que creemos ser", sentencia el acomodador.

La puesta en escena de la época es muy cuidada. Un piano a la derecha, un escritorio a la izquierda, en primer plano una butaca y al fondo un vestidor donde se van cambiando los actores, a la espera de representar el siguiente cuento. Fue una noche para disfrutar del teatro de calidad, de la comedia más delirante, incluso de alguna que otra canción, y con estornudos siempre presentes en el escenario.