Cándida Martínez: "Es un orgullo para Vélez-Blanco poder escuchar aquí música de ese nivel"
Entrevista
La directora del Festival de Música Renacentista y Barroca cree que los conciertos han cumplido con las expectativas
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–Ha acabado una nueva edición del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez-Blanco. ¿Qué balance hace de los conciertos de este año?
–Creo que han tenido un nivel de calidad altísimo. Ha habido conciertos realmente exquisitos. Creo que la programación que hicimos se ha ajustado a la idea original que teníamos para expresar el mecenazgo y desde luego ha habido momentos auténticamente maravillosos. Hemos cubierto todas las expectativas. Desde el primer grupo, Anacronía, con ese Londres del siglo XVIII, con una música fresca y originalmente interpretada, pasando por la Accademia del Piacere, que nos trasladaba a la Sevilla del Renacimiento, con una interpretación precisa y alegre. O la ópera de Forma Antiqva, que creo que fue uno de los momentos culminantes. O las maravillosas voces de Marta Infante y María Espada. Pero no sabría destacar uno sobre otro, porque todos han estado espléndidos.
–El concierto de Forma Antiqva ha recibido muchos elogios.
–Es el año Literes y celebrábamos su 350 aniversario. Una de las líneas del festival es intentar dar a conocer el patrimonio musical español. Casi todos los años incorporamos música que no es muy escuchada. Hacer que se interprete esa ópera en Vélez-Blanco supuso un momento sublime. Y es la ópera de Literes pero con la impronta de Aarón Zapico y de Forma Antiqva. La interpretación que hizo la parte instrumental y la vocal fue maravillosa.
–Con 22 ediciones a sus espaldas, se nota un evidente crecimiento del festival. ¿Qué próximos pasos van a dar para seguir creciendo?
–Podemos seguir creciendo en calidad, contando con los mejores grupos como hemos hecho siempre, pero especialmente en los últimos años. Ampliar el número de días es complicado, porque ya estamos de sábado a sábado con una semana muy intensa. Esperamos seguir en la línea de poder contar con los mejores grupos, solistas y orquestas. Pero sí que tenemos una novedad para el año que viene, muy interesante. El Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) nos ha incorporado a su programación. Colaboran con varios festivales con una buena trayectoria y para el próximo año nos han incorporado. Tendremos dos conciertos del CNDM.
–En cuanto a la parte académica del festival, este año han batido récords con casi cien alumnos. ¿Cómo consiguen que haya cien personas que en pleno verano elijan venir a Vélez-Blanco para pasar sus vacaciones formándose?
–Es otra manera de vivir las vacaciones. Me gusta pensar y decir que en Vélez-Blanco se vive el festival, la música, el ambiente, la belleza, las relaciones humanas, la gastronomía, la naturaleza y el patrimonio. Hay otra manera de tener vacaciones pero combinando con la formación, porque vienen apasionados de la música y la historia, y al mismo tiempo tienen unas vivencias, emociones y manera de estar y vivir que merece la pena y, tal vez, mejor que algunas vacaciones.
–¿Hacen una labor de captación de alumnos en los seminarios?
–Sí, sin duda. Cuando terminamos la programación, casi un año antes del festival, ya contamos con el profesorado y en enero, febrero y marzo mandamos la información a los conservatorios y corales, universidades. Además tenemos ya una red de gente que ha venido a Vélez-Blanco y que mantienen el contacto a lo largo de todo el año y entre ellos funciona el boca a boca. En el caso del Seminario de Historia tenemos la Escuela de Altos Estudios de París que también hace una labor importante entre los hispanistas de todo el mundo.
–Hay muchos nombres ligados desde hace años a esa parte académica del festival, que son los profesores. Le voy a pedir que me los defina en una frase. Empecemos por Aarón Zapico.
–Es la música hecha creatividad. Tiene un nivel impresionante y una vitalidad y capacidad de creación musical increíble.
–Francisco Blay.
–Es entrañable, cercano y transmite la música con su sacabuche de una manera magistral.
–Jorge Enrique García.
–Es la explosión de la música. Sabe hacer cantar a la gente como los grandes.
–Bruno Campelo.
–Es entrañable y tiene una voz maravillosa. Es una pieza clave en el curso de canto coral. Ha sido un descubrimiento en los últimos años.
–Noelia Reverte.
–Noelia es maravillosa como música y como persona. Es una de las joyas del festival. A veces se le ve menos, porque su instrumento (viola de gamba) tiene menos alumnos. Ella es la precisión, la belleza, la intimidad y saber hacer música desde dentro y sacar lo mejor de sus alumnos.
–Ahora, de los profesores de Historia. Francisco Andújar.
–Es un magnífico historiador y una pieza clave desde siempre en la parte de Historia.
–Bernard Vicent.
–Es la gran institución de este festival. Es honoris causa en muchas universidades y también en este festival.
–En el curso de canto siempre han tenido profesoras de primer nivel. Este año se estrenaba Marta Infante. ¿Cómo la ha visto?
–Espléndida. Es una mujer que canta con una potencia, precisión y belleza de voz que transmite en las clases. Estamos muy contentos. Solo podemos tener ocho alumnos y ella hace una selección y eso le da al curso un nivel muy alto.
–Me consta que una vez que acaba el festival ya piensan en el siguiente. ¿Tienen ya cerrado el tema de la próxima edición?
–No lo tenemos, pero hablando con el CNDM para ver los conciertos que podían programar con nosotros ya empezamos a ver algunos temas que puedan establecer esa línea común. Este año ha girado todo en torno al mecenazgo teniendo dos programas de la Casa de Medinia Sidonia, del siglo XVI y del XVIII, y es muy interesante ver como la misma casa hace un tipo de mecenazgo en una época y luego otra.
–Estos días se ha visto el bullicio de gente y la vida que le da el festival a Vélez-Blanco. En su opinión, ¿qué le aporta el festival al pueblo?
–Riqueza económica, cultura, orgullo de pueblo y reforzar su identidad como pueblo en torno a una cultura y turismo sostenible. Hay una gran satisfacción de ver que en el pueblo se hace una música de ese nivel. Y desde el punto de vista puramente material, que importa mucho, en estos días hemos tenido los hoteles llenos, no solo los del pueblo sino también las casas rurales; bares, restaurantes y tiendas llenas… Viene muchísima gente al festival, unos cien alumnos, 13 profesores, conferenciantes, periodistas… Más de 120 personas permanentemente en el pueblo durante una semana a lo que hay que sumar gente que viene de diferentes provincias para ver los conciertos.
–Y una difusión muy grande.
–Pensamos en lo que el festival aporta durante los días que se celebra, pero también aporta mucho más, desde el punto de vista económico, de imagen y proyección turística, cuyos frutos se recogen a lo largo del año. Hay quien vuelve para comer en los restaurantes, hacer una excursión por la sierra o el parque natural. A lo largo de todo el año hay una retroalimentación de lo que supone el festival y vuelven para vivir el pueblo de otra manera.
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