Cuevas recupera el palacete de Villa Anita para uso cultural

Ahí estaba, ahí estuvo durante veinte años a la vista de todo aquél que quisiera mirarla. Su estado de deterioro, de abandono, era parte del paisaje urbano de Cuevas del Almanzora. Nadie me quiere, nadie me compra, nadie me regala un estuche de maquillaje para disimular las arrugas.

El caso es que a Miquel Servera le embrujó una casa de Cuevas del Almanzora nada más verla una noche, no una noche cualquiera, no, ésa noche que la casualidad, el destino, quién sabe qué, le llevó por el mismo camino a un encuentro gozoso que se fraguó al día siguiente de aquella noche estrellada. Era domingo por la tarde, Miquel volvió solo a la casa, la misma que había pulsado el bordón de un sueño.

En el poyete de Villa Anita dos mujeres le cuentan a Miquel retazos de historia de la casona, se lamentan del abandono de veinte años, le dicen que está en venta. A partir de este comentario Miquel Servera localiza a los entonces propietarios, visita el palacete por dentro sin mirar lo que veía, acostumbrado como está a ver el arte más allá del mismo arte, se diría que a intuirlo donde nada hay. "A mi regreso a Mallorca le pido a mi abogado que compre la casa sin regateo alguno. Y compré Villa Anita. Al firmar la escritura, el notario de Cuevas y antes de Formentera, picado por la curiosidad, me pregunta cómo siendo de Mallorca vengo aquí a comprar una casa. Le digo que estoy loco y él me responde que en la escritura ha puesto que estoy cuerdo".

Lo cierto y verdad es que el espíritu de Villa Anita seduce a Miquel Servera "me enamoré de la casa. He visto muchas casas y para mí ésta es la casa más bonita que he visto en mi vida, es una casa femenina, el arquitecto que la hizo sabía mucho, sabía además que iba a pertenecer a una señora, y también que al final iba a ser mía. Cuando conocí a Jesús Caicedo en el Ayuntamiento le dije que sentía que un forastero se hiciera con la mejor casa de Cuevas, pero la casa quería ser mía y me estuvo esperando veinte años".

Villa Anita se construyó cuando en Cuevas del Almanzora se sacaba más plata que en el resto de España y Colonias juntas, cuando la gente de dinero que vivía en Cuevas, con más habitantes que en Almería capital, se hacía casas en las afueras de entonces, en el centro de hoy. Miquel Servera afirma que "la casa la diseñó un arquitecto inglés porque es una casa colonial, tiene formas inglesas, me gustaría saber quién hizo los planos de esta casa". Algún día y ojala que tarde, Villa Anita será acervo de los cuevanos "la casa se queda en Cuevas, yo no la venderé, no tengo hijos y entonces será patrimonio del pueblo".