Diputación reúne más de 50 obras de Gómez Abad en su Patio de Luces

Las pinturas que se muestran son de los hijos del pintor y de coleccionistas almerienses

Antonio Jesús Rodríguez con los hijos de Gómez Abad, los comisarios de la muestra y Francisco Alonso. / Javier Alonso
D. Martínez

07 de febrero 2018 - 02:33

La Diputación Provincial de Almería abrió anoche sus puertas a la exposición Gómez Abad, vivir la pintura. La muestra, que se podrá ver hasta el 27 de febrero, cuenta con más de 50 cuadros pertenecientes a colecciones de los hijos del pintor, José María Gómez Góngora y Jacinto Gómez Góngora, así como a otros coleccionistas almerienses.

El diputado de Cultura, Antonio Jesús Rodríguez, estuvo acompañado de los comisarios de la exposición, Ramón Crespo y Gádor Sánchez, durante la inauguración de la exposición que recoge una selección de las obras que hizo el pintor durante más de cuatro décadas.

José Gómez Abad (Pechina 1904- Almería 1993) fue durante la segunda mitad del siglo XX uno de los pintores almerienses más apreciados y reconocidos por el público y sin embargo, entre las generaciones más jóvenes, es un gran desconocido. Para recordar su obra y su trayectoria artística anoche se inauguró en el Patio de Luces de la Diputación, la exposición y en el mismo acto se presentó la edición de un volumen dedicado al pintor que ha sido publicado por el Instituto de Estudios Almerienses.

Gómez Abad empezó dibujando del natural los paisajes de Almería, sobre todo la playa del Zapillo, el barrio de San Cristóbal y los pequeños cortijos de la Vega y de Pechina. Pero pronto se inclina por el bodegón, en unos años en los que vivir de la pintura era extremadamente difícil en una ciudad como Almería.

Fue un artista autodidacta, sólo estudió, a la edad de doce años, un curso en la Academia de Bellas Artes, de Joaquín Martínez Acosta, pero su empeño en ser pintor, su constancia y dedicación, le permiten alcanzar un excelente domino de la técnica.

En la Barcelona de los años 40 su pintura tiene gran aceptación, en un momento en que el mercado del arte está en auge, gracias al enriquecimiento de la pequeña burguesía tras la guerra civil. El Régimen, entonces, no veía con agrado la pintura moderna, heredera del cubismo y las vanguardias artísticas, y sí, en cambio, el realismo, y dentro de esa corriente la pintura que tenía mayor aceptación era el bodegón y los paisajes.

Aunque a Gómez Abad se le denominó, interesadamente por parte de pintores y críticos, "el pintor de las uvas", su trayectoria artística es mucho más compleja y variada. Gómez Abad es realista en sus bodegones, pero en sus cuadros de flores y en los paisajes se acerca, tímidamente, a una pintura más moderna. Con una pincelada suelta, y usando el color sin sentirse limitado por las líneas y las formas, el artista consigue expresarse de una manera más libre y espontánea.

Sin embargo, su mayor creatividad la desarrolla en las tintas grasas, un procedimiento que descubre haciendo aguafuertes y que utiliza para pintar paisajes que sorprenden por su concepción y ejecución romántica, muy diferentes al resto de su obra.

Pero Gómez Abad se reivindicó también como un pintor de paisajes. Le gustaba dibujar al natural las cosas del campo, y visita, en esos años, la cortijada de El Rodón, en Campohermoso, donde pinta los establos, las casas y el pajar, temática poco frecuente en la pintura almeriense.

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